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(Tiempo estimado: 11 – 13 minutos)

Recibe un caluroso saludo, apreciado lector.

Me complace abrazarte de nuevo desde la distancia y en este espacio hermoso que el Señor me ha regalado para encontrarme con Él y, de paso, contigo. La publicación que estoy a punto de compartirte fue pensada inicialmente para jóvenes mujeres solteras y fue la base de una prédica que di en un retiro de mujeres recientemente. No obstante, si eres un varón que no ha contraído matrimonio aún, creo que los consejos y pensamientos aquí contenidos serán también útiles para ti.

Con frecuencia oímos el versículo de Proverbios 31:10: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas”. Me temo incluso que nosotras hemos repetido a modo de broma la frase: “¿quién me hallará?” ¿no es verdad?; pero hay algo importante a tener en cuenta allí, y es que el versículo no dice: “Mujer, ¿quién la hallará?”, sino “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?”. El énfasis está sobre la virtud; y me gustaría hablarte acerca de esta preciosa palabra.

Virtud

Algunas definiciones que encontramos en los diccionarios sobre la palabra virtud son las siguientes:

1. Capacidad que tiene una cosa de producir un determinado efecto positivo. 

2. Disposición habitual para hacer el bien. 

3. Conjunto de características de un individuo que son esperables o deseadas por la sociedad, y que suelen tener consecuencias positivas en la persona o en su entorno (por ejemplo: la honestidad, la prudencia o el respeto). 

4. Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos. 

5. Eficacia de una cosa para conservar o restablecer la salud corporal. 

6. Excelencia moral o cualidad que se considera moralmente buena. Disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos ideales orientados al bien, la verdad, la justicia y la belleza. En otras palabras, permite hacer lo que está bien y evitar lo que está mal. Según esta definición, lo contrario de la virtud sería el vicio. En cuanto a su origen etimológico, podemos remontarnos a los antiguos romanos, quienes utilizaban la palabra latina virtus (derivada de ‘vir’, palabra para designar al hombre) para hacer referencia a todas las “cualidades excelentes de los hombres, incluidas la fuerza física, conducta valerosa y rectitud moral”

Virtud desde la filosofía

Como afirma Aristóteles en la Ética para Nicómaco: “en los momentos adecuados, sobre las cosas adecuadas, hacia las personas adecuadas, para el fin adecuado y de la manera adecuada, es la condición intermedia y mejor, y esto es propio de la virtud”. Parafraseando a Aristóteles, la generosidad sería entonces una virtud entre los dos extremos de la tacañería y el despilfarro. El valor sería una virtud entre la cobardía y la temeridad, y la confianza estaría entre el desprecio de sí mismo y la vanidad. En el sentido de este filósofo, la virtud sería, en resumen, la excelencia en el ser humano.

¿Cómo puede una persona soltera llegar a ser realmente virtuosa?

El único camino hacia la virtuosidad es el amor. Si el amor no es la prioridad de nuestras vidas, nunca podremos ser mujeres realmente virtuosas y, en consecuencia, no podremos vivir una vida con propósito y alegría. El amor debe ser el motor de nuestra vida y la razón de todo lo que hacemos.

Analicemos un pasaje que describe hermosamente al amor como la fuente de la cual mana una vida verdaderamente virtuosa. Lo encontramos en la primera carta a los Corintios:

4 El amor es (1) paciente, es (2) bondadoso. El amor (3) no es envidioso (4) ni jactancioso (5) ni orgulloso. 5 (6) No se comporta con rudeza, (7) no es egoísta, (8) no se enoja fácilmente, (9) no guarda rencor. 6 El amor (10) no se deleita en la maldad, sino que (11) se regocija con la verdad. 7 (12) Todo lo disculpa, (13) todo lo cree, (14) todo lo espera, (15) todo lo soporta.

1 Corintios 13:4-7 (RVR 1960)

Con lo anterior, podemos concluir que la virtud y el amor están bíblica y profundamente estrechos, ligados e interrelacionados. Sin amor, no hay virtud; y sin virtud, no hay amor.

Detalles para cuidar el amor

La palabra de Dios nos recuerda con muchísima frecuencia la importancia de cultivar el amor y pasar tiempo de calidad con nuestro Salvador. En el capítulo 6 de Mateo, Dios nos da instrucciones claras para orar:

6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Mateo 6:6 (RVR 1960)

Por ello, quisiera compartir algunos detalles que he aprendido en este tiempo de soltería para cuidar el amor y mi relación con el Señor.

  1. Contar con un espacio limpio y ordenado para la oración.  

Pero que todo se haga decentemente y con orden.

1 Corintios 14:40 (RVR 1960)

Encontrar un espacio para encontrarte con Dios es supremamente importante. Debe ser un lugar en el que tú te sientas cómodo, con buena iluminación, silencio y condiciones de temperatura agradables. No siempre tendremos la oportunidad de contar con un cuarto de oración exclusivo en casa para la oración, pero podemos trabajar en construir un espacio específico de manera diligente y deliberada. 

Hay habitaciones que se parecen a Génesis 1:2… están siempre “desordenadas y vacías”. ¿Qué te hace pensar que Dios va a querer encontrarse contigo en un lugar así? Si en lo natural nos sentimos complacidos en lugares aseados y ordenados, ¿cuánto más importante será esto a nivel espiritual?

Asegurémonos de organizar, limpiar y adecuar nuestro espacio de oración, antes de disponernos a buscar a Dios con todo el corazón. 

(Si escuchas el audio que está al final de esta publicación, en esta parte podrás escuchar una experiencia personal que viví con el Señor en mi apartamento. Tiene que ver con un olor a flores sobrenatural y un tiempo para el romance ❤️).

  1. Planear deliberadamente los tiempos de oración. 

Sabiendo yo, Dios mío, que tú pruebas el corazón y te deleitas en la rectitud, yo he ofrecido voluntariamente todas estas cosas en la integridad de mi corazón; y ahora he visto con alegría a tu pueblo, que está aquí, hacer sus ofrendas a ti voluntariamente.

1 Crónicas 29:17 (RVR 1960)

Es muy importante designar un horario específico para pasar tiempos con el Señor. Puede ser en la mañana, al mediodía o en la noche. Elige un momento oportuno en el cual haya silencio y sepas que puedes orar sin interrupciones de ningún tipo. Eliminar las distracciones es muy importante para realmente conectar con el Padre.

Te recomiendo llevar una agenda, un planeador y tomar nota de lo que debes hacer en el día. Entre más organizado estés, mejores posibilidades tendrás de disfrutar de la presencia del Señor en el secreto y sin afanes.

En la quietud y en la calma es donde se pueden disfrutar las experiencias espirituales más profundas.

(En esta parte, en el audio, también encontrarás una historia personal especial relacionada con mi área sentimental). 

  1. Invitar al Señor a hacer contigo todo lo que hagas. 

En cuanto a mí, me mantienes en mi integridad, y me afirmas en tu presencia para siempre.

Salmos 41:12 (RVR 1940)

Dios es divertido. Es un buen amigo, es agradable y tiene muchos pasatiempos. Él no tiene problema en acompañarte a hacer las cosas que a ti más te gustan si tú lo invitas de corazón. Yo lo he visto sentarse conmigo a leer, a estudiar, a escuchar música, a cocinar, etc. Lo he sentido cuando estoy bañándome o cuando estoy viendo videos, texteando… etc.

Básicamente, Él está contigo siempre. ¿Lo sientes tú con regularidad en la cotidianidad de tu día a día? Si no es así, bien harías en pausar la lectura de esta entrada y hacer una corta oración invitándolo a ser parte de tu día. ¡Es hermoso saber y sentir que siempre está allí, aún en medio de lo que parece rutinario! 🥰 Recuerda que, en Cristo, todo lo rutinario puede llegar a ser extraordinario.

  1. Estudia las Escrituras.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.

Filipenses 4:8 (RVR 1960)

Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento.

2 Pedro 1:5 (RVR 1960)

Estudiar es mucho más que simplemente leer. Si solamente lees La Palabra de Dios en tu cama, antes de dormir; lo más seguro es que tu nivel de concentración va a ser muy bajo y rápidamente vas a conciliar el sueño por el calor de la cama y la posición de reposo en la que estás. No estoy diciendo con esto que no lo podamos hacer… ¡por supuesto que es hermoso poder quedarse dormida con la Palabra de Dios en la mano y que nuestro último pensamiento sea Dios! Sin embargo, sí debemos revisarnos y autoevaluarnos de manera crítica y sincera en este sentido. ¿Lo hacemos con demasiada frecuencia? ¿Qué grado de concentración alcanzamos cuando leemos de esta manera? ¿Qué tanto podemos recordar de lo que leímos de esta forma? 

Tal vez sea mucho más útil disponernos de manera activa a estudiar La Palabra de Dios sentándonos en un escritorio con la Biblia, una agenda, lapiceros, diccionarios, o lo que sea. Hacerlo activamente, como cuando vas a estudiar para un examen, es muchísimo más poderoso que tratar de hacerlo cuando vas a la cama a dormir, después de un día bastante ajetreado.

  1. Aprender a escuchar la voz de Dios.

Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente.

Proverbios 17:28 (RVR 1960)

Escuchar es tal vez una de las habilidades más difíciles de desarrollar para nosotras las mujeres. A nosotras se nos facilita mucho más hablar que escuchar porque mientras hablamos, “nos desenredamos”. Cuando nosotras hablamos, somos capaces de procesar lo que nos está sucediendo y la sensación de expresar todo lo que sentimos (con lujo de detalles) nos hace sentir sustancialmente mejor 😁. 

Hablar no está mal. Lo que está mal es que muchas veces hablamos tanto que nos olvidamos del interlocutor. Nos olvidamos de que hay alguien al otro lado a quien también le gustaría ser escuchado. 

Estar sola y “orar” no necesariamente significa que estás hablando con el Señor. Hablar con Dios es mucho más que eso: es escuchar a Dios. Es esperar para descubrir lo que Él tiene para decir. Guardar silencio es una de las claves para que nuestros tiempos de oración mejoren y podamos ser más hábiles para escuchar su voz y conocerlo.

  1. No pierdas tiempo en tu celular, en las redes sociales, en cine o en televisión. 

Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Efesios 5:16 (RVR 1960)

Entre más tiempo pases en estas cosas, más dificultades vas a tener para conectar con Dios. Tus ojos van a estar saturados de imágenes de este mundo, tu alma se podrá encontrar rápidamente cansada por la exposición a tanto material audiovisual que deshonra el nombre de Cristo y a tu ser interior le será muchísimo más difícil disfrutar de Dios. Recuerda que el que está conectado con muchas cosas, en realidad no se conecta con nada. 

Por esta razón, mi sugerencia es que te entrenes en elegir muy bien el contenido al cual te vas a exponer. Escudriña bien qué clase de cosas vas a leer, a escuchar, a hablar o a ver en internet. De ello dependerá mucho la manera en que vas a pensar y la calidad de los pensamientos que vas a tener (mundanos o espirituales).

  1. Cuida del Señor y fortalece tus relaciones interpersonales, tu ministerio y tu servicio a la familia de la fe.

32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33 pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. 34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor. 36 Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case.

1 Corintios 7:32-36 (RVR 1960)

¡Disfruta tu soltería y atrévete a vivirla de la manera más virtuosa que puedas! No te entristezcas por esta estación temporal de soledad, sino más bien regocíjate en crecer espiritualmente y ser esa persona virtuosa que alguien quisiera algún día encontrar.

Agrada al Señor.

Ama y cuida a tu familia.

Sirve a la gente de corazón y con el corazón.

Vincúlate a un ministerio.

Ocúpate.

Descansa en Dios.

Dios te continúe bendiciendo 🙏🏻

Aquí podrás escuchar la prédica completa que di en el retiro de mujeres de la Congregación Cristiana de Manizales el pasado 20 de agosto de 2023. Fue un tiempo de mucha bendición.

Andrea Suárez Salazar

6 Replies to “Soltería virtuosa”

  1. Andre acabo de escuchar la prédica y wow estoy acá en la oficina lloré que lloré, por que se de que hablas cuando nos rendimos a los brazos del amado. Pero sabes algo escuchando lo que dijiste, hace mucho no he tenido esos momentos tan íntimos por que uno si está en la presencia de Dios, pero al nivel de sentarnos a cenar, cuando me dedica canciones, cuando es tan romantico por que Jesús es muy romatico, el escucharte me hiciste recordar y extrañar y hoy le digo a mi Jesús que quiero, quiero sus romanticismos, quiero sus deleites.
    Gloria a Dios por tu vida y El Propósito que tiene contigo uffff se sale de pensamientos humanos. Un abrazo Andre te quiero mucho.

    1. Es precioso lo que dices, Yessly, de verdad ¡Nuestro Dios es tan romántico, tan dulce y tan tierno con nosotros! Es realmente todo lo que necesita un ser humano para sentirse totalmente realizado. Gracias por compartirme cómo te hizo sentir mi texto y mi prédica. Es muy edificante para mí recibir este tipo de retroalimentación y testimonios, pues me anima a continuar esforzándome para llevar a muchas personas el evangelio de Cristo.

      Que nuestro buen Dios te conceda momentos íntimos y profundos en su presencia cada día. Si realmente lo deseas, eso es lo que tendrás.

      Yo también te quiero mucho y mil bendiciones para ti.

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