La verdadera luz de la navidad

(Tiempo estimado: 5 – 7 minutos)

Te saludo hoy de una manera especial y con mucha alegría en mi corazón, apreciado lector, porque estoy celebrando el cuarto aniversario de mi blog “Encuentros con el Padre”. No me imaginé que en tan solo cuatro años ya contaría con 214 publicaciones y con más de 100 lectores. ¡Es demasiado! 🥳 ¡Dios es demasiado! 😍

Para celebrarlo, hoy te traigo una reflexión navideña. Ha sido un pensamiento que viene rondando mi cabeza y mi corazón por estos días de inicio de navidad y siento el deseo de compartirlo contigo. Se trata de la luz… de la verdadera luz de la navidad.

Pues bien… lo primero que habrá que decir es que una de las cosas más características de la navidad son las lucecitas. A la mayoría nos encanta cómo decoran los ambientes y cambian la atmósfera de los lugares de una manera tan sutil y tan hermosa. Es una tradición que por lo general alegra, agrada, gusta. En fin.

¿Qué es una tradición?

Normalmente una tradición se define como una costumbre o una doctrina que se transmite y se mantiene con el paso del tiempo, de generación en generación. No todos entendemos las tradiciones navideñas, pero ciertamente las repetimos, las vivimos y las replicamos casi que de manera inconsciente (porque así también es cómo nos las han enseñado). Déjame decirte que esto no es necesariamente bueno, pues en realidad hay muchas “tradiciones navideñas” actuales cuyo origen histórico es pagano y muy, pero muy alejado de la verdad bíblica revelada por Dios 🤭. (Me temo que de esto habría mucho para hablar y de cada detalle tradicional de la navidad podríamos casi que dar un curso teológico profundo… ¡muy interesante, sí! pero no es mi tema ahora. Tal vez más adelante).

Lo que sí quisiera destacar hoy es que “las lucecitas navideñas” son características de esta época del año; y son una tradición con la cual vivimos y celebramos alegremente por estos días.

Lucecitas navideñas

Podríamos decir que las lucecitas alrededor de un árbol de navidad vienen desde hace algunos siglos. Sus primeras apariciones se dieron en los países anglosajones en los que personas azotadas por el frío invierno en esta época del año, encontraban en la suma de muchas velitas alrededor de un pino natural la oportunidad perfecta para reunirse como familias, calentarse y disfrutar de un tiempo especial. 🎄El árbol de navidad tiene realmente su origen en el paganismo; y a pesar de que las lucecitas se utilizan normalmente para significar la luz de Cristo, no siempre ha sido así.

Para el siglo XIX, específicamente en 1880, Thomas Alba Edison ya había inventado sus lámparas incandescentes y las utilizó en la fiesta de Yule en el Laboratorio de Menlo Park usando un generador remoto a 8 millas de distancia. Su deseo era simbolizar el milagro de la navidad, pero en medio de una celebración pagana también. Para quienes de pronto no lo sepan, la fiesta o las fiestas de Yule son tradicionales de los pueblos germánicos ancestrales (antigua Alemania) y están asociadas con el paganismo nórdico. Se celebran cada año en el solsticio de invierno. Más tarde, por supuesto, se alejarían de sus orígenes paganos para convertirse en una celebración cristiana denominada “Tiempo de navidad” (Christmastide). ¡Mucha historia para contar!

Dos años después de este suceso, se cuenta que Edward Johnson, amigo de Edison, armó su primer árbol de navidad con luces en Manhattan, el cual exhibió alegremente al público. Tenía solamente ocho bombillas azules, rojas y blancas colgadas de un solo cable… una decoración luminosa bastante costosa para la época, y la cual fue motivo de cubrimiento mediático en los Estados Unidos de América. Trece años después, en 1895, el entonces presidente Grover Cleveland mostró su árbol navideño de luces en la Casa Blanca, lo cual contribuyó mucho a su popularización en occidente. Para 1920, ya podían comprarse luces de la General Electric a un precio más accesible, lo cual permitió que casi en cada familia pudiese armarse lo que hoy se conoce como “arbolito de navidad”.

¿Qué es la luz? ¿Quién es la luz?

La luz es una forma de energía que nos permite ver las cosas, las hace claras y visibles a nuestros ojos; es una “onda electromagnética capaz de ser percibida por el ojo humano y cuya frecuencia determina su color”. La luz, en su sentido más literal, es “algo”. No obstante, formular la pregunta con la palabra: “¿Quién?” cambia radicalmente este asunto de la luz. Deja de ser “algo” para convertirse en “alguien”. Veamos:

“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Juan 8:12 (RV 1960)

La luz del mundo es Jesús ¡Así de simple! La verdadera luz de la navidad es Él y es lo que debemos recordar siempre al encender las famosas lucecitas navideñas. Como cristianos no obedecemos a una tradición, pero si hemos de celebrar en torno a ellas, pues que celebremos con esta verdad bíblica en nuestros corazones en esta navidad, y que entendamos que Él, que es la luz verdadera, quiere hacer de nosotros también la luz que ilumine este mundo perdido, caído y triste:

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse”.

Mateo 5:14 (RV 1960)

La bendita luz de la navidad

Entendiendo esta verdad bíblica, que metafóricamente se simboliza en las lucecitas navideñas desde hace un par de siglos, quiero proponerte algunas oraciones que puedes hacer en esta navidad con tu familia. Ora al Señor de estas maneras y no vivas esta linda época del año enfocado en simples “tradiciones de navidad”, sino más bien en las profundas verdades de la Escritura:

Posibles oraciones para esta navidad

1. Señor: dame la gracia de levantarme y resplandecer, porque tú, que eres mi luz verdadera, has llegado a mi vida y a mi familia. Que tu gloria brille sobre mí en esta navidad (Isaías 60:1).
2. Señor: yo te doy gracias en esta navidad porque Tu Palabra es como una lámpara a mis pies, una luz que alumbra mi camino (Salmos 119:105).
3. Gracias, Señor, porque tú eres la luz del mundo. Dame la gracia de seguirte para que no ande yo en tinieblas, sino para que tenga la luz de la vida (Juan 8:12).
4. Gracias, Señor, porque tú que eres la luz verdadera, resplandeces en medio de las tinieblas y ellas no pueden extinguirte (Juan 1:5).
5. Señor: tú eres mi luz y mi salvación en esta navidad y todos los días de mi vida. Tú eres el baluarte de mi vida. No habré de temerle a nadie, ni nada habrá de amedrentarme (Salmos 27:1).
6. Gracias, Señor, porque tú me has puesto por luz para las naciones, a fin de que yo lleve tu salvación hasta los confines de la tierra (Hechos 13:47).
7. Gracias, Señor, porque el exponerme a tus palabras me da luz; y si permanezco en una actitud de sencillez de corazón, tú me darás entendimiento (Salmos 119:130).
8. Gracias, Señor, porque tú eres luz, y en ti no hay ninguna oscuridad (1 Juan 1:5).
9. Gracias, Señor, porque tú has dicho que si yo vivo en la luz, así como tú estás en la luz, yo tengo comunión con las otras personas, y la sangre de tu hijo Jesucristo me limpia de todo pecado (1 Juan 1:7).
10. Gracias, Señor, porque tú me has llamado de las tinieblas a tu luz admirable (1 Pedro 2:9).
11. Señor: ilumina con tu luz los ojos de mi corazón, para que sepa yo la esperanza a la cual tú me has llamado y para que sepa yo cuál es la riqueza de tu gloriosa herencia entre los santos (Efesios 1:18).
12. Señor: haz resplandecer tu rostro sobre mí y sobre mi familia en esta navidad. ¡Por favor, sálvanos! (Salmos 80:19).

Mi deseo para ti

Que en esta navidad, la luz de Cristo brille con fuerza en tu corazón. Que si aún no tienes una relación profunda con Él, la puedas comenzar a cultivar en esta época del año. Que descubras cuán grande es el amor que Él siente por ti. Que ilumine el sendero de tu vida desde ahora y para siempre.

¡Que tengas una bendecida y feliz navidad!