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Recibe un caluroso saludo en este día. 

Hace varios días he estado estudiando el tema acerca de las fortalezas y hoy en especial el Señor me ha inquietado para hablar sobre dos procesos muy importantes en nuestra vida cristiana: el de “destruir” y el de “construir”. Por esta razón, he decidido titular esta entrada “Derribando y construyendo fortalezas”, que espero sea de mucha bendición para ti. 

El caminar con el Señor es un proceso de avance continuo: todo lo que hacemos, lo que aprendemos, lo que escuchamos y lo que predicamos en el nombre del Señor Jesús, nos permite ir en avance continuo por ese camino. 

En su Palabra, el Señor nos promete lo siguiente: 

Salmos 32:8
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (RV-1960).

Hoy quiero invitarte a ponerte de acuerdo con esta Palabra, de modo que puedas entender las instrucciones del camino a transitar, en especial a lo que se refiere con “destruir” y “construir” mientras caminas de la mano del Señor. 

En una prédica reciente, escuchaba al pastor de jóvenes de mi iglesia compartir acerca de cuatro elementos que aparecen en la Palabra de Dios que pueden ser de mucha bendición o de mucha maldición para nuestras vidas; ellos son: la fortaleza, la muralla, la cadena y el lazo:

La fortaleza tiene que ver con un lugar que es muy fuerte, casi inconmovible. Como bendición, mi fortaleza es el Señor (Salmos 27:1); y como maldición, es una prisión de maldad, un lugar de cautividad en el cual el enemigo me mantiene subyugado y esclavo al pecado y a la iniquidad (Hechos 22:22-29). En la primera imagen destacada de esta entrada vemos la Fortaleza Antigua del Niágara. Se aprecia una muestra de las armas que había allí, así como el sitio de refugio principal.

La muralla es una pared alta y gruesa que se extiende a lo largo de una fortaleza y también funciona como herramienta de protección. Como bendición, la muralla me protege y representa mi identidad; esto es, habla de quién soy en Cristo (1 Samuel 25:16); mientras que como maldición, representa todo obstáculo o barrera que me impide tener una relación fluida y directa con mi Padre Celestial.

La cadena tiene que ver con el sujetar algo o a alguien. Como bendición, la cadena de oro protege el Lugar Santísimo; es decir, es un objeto que demuestra seguridad y confianza (1 Reyes 6:19-21); mientras que como maldición, representa las ataduras que me mantienen esclava al pecado. Me mantiene presa, cautiva y me lleva a vivir en un período de tortura, aflicción y dolor, inspirado por el enemigo (Hechos 16:22-26).

Finalmente, el lazo o la cuerda es un objeto que también tiene la capacidad de atar o sujetar algo o a alguien. Como bendición, el Señor me atrae a Él con cuerdas de amor y de misericordia para nunca apartarme de Él (Oseas 11:4) y también me permite extender mi territorio al lanzarlo fuerte y caer en tierra (Isaías 54:2); como maldición, el enemigo me tiende lazo para hacerme caer (Salmo 140:5 y Salmo 91:3). 

Antes de hablar propiamente de los procesos de “destrucción” y “construcción”, los cuales anuncié al inicio de esta entrada; es importante que aclaremos algunos conceptos básicos acerca de las fortalezas mentales y emocionales.

Génesis 1:26
“Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (RV-1960).

En este versículo el Señor planeó al hombre a su imagen y semejanza; es decir, trazó un diseño inicial para hacerlo e incluso pensó en un plan para su vida. En el versículo siguiente afirma que: 

Génesis 1:27
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (RV-1960). 

Esto significa que llevó a cabo el diseño por medio de un proceso creador: nos creó al hombre y a la mujer conforme a su imagen y parecer.

En ese proceso de diseño y de creación, es importante aclarar que Él (Dios) nos hizo seres tripartitos. Somos seres en los cuales cohabitan tres entidades de diferente naturaleza perfectamente combinadas: espíritu, alma y cuerpo. Recordemos que la misma Palabra de Dios nos explica esta composición: 

1 Tesalonicenses 5:23
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (RV-1960). 

Las fortalezas mentales y emocionales se construyen, a lo largo de nuestra existencia, muy en lo profundo de nuestra alma. Por causa de esa poderosa conexión que hay entre esos tres elementos constitutivos de nuestro ser, esas fortalezas tienen el poder de influenciar o transformar el curso de nuestros cuerpos, así como de alterar o modificar también nuestros espíritus (Aclaración: El aliento de vida que Dios puso en mí es inalterable; por supuesto, y volverá a Dios cuando yo muera. Sin embargo, mi ser interior, en su espíritu, sí podría ir siendo cambiado por un espíritu diferente, el del enemigo). De allí que sea tan importante identificar cuáles son las fortalezas de mi vida, esos lugares de cautividad que llevo dentro de mi corazón que me impiden vivir la vida en plenitud que Jesús me ofrece de manera gratuita.

Yo quiero que, por un momento, pienses en cuáles han sido las fortalezas que has construido en tu corazón:

  • ¿Has tenido sentimientos de rechazo, de culpa o de vergüenza?
  • ¿Has llevado a cabo prácticas idolátricas, de hechicería o de ocultismo?
  • ¿Has guardado en tu corazón mentiras o engaños de manera tan arraigada que ahora parecieran ser verdades?
  • ¿Tienes faltas de perdón pendientes en tu corazón y sientes que, por mucho que te esfuerces, no lograrás perdonar a quienes te han ofendido?
  • ¿Estás esclavo en el presente a pecados sexuales?

Yo no sé cuáles sean tus fortalezas en este momento, pero el Señor sí las conoce. Por mi parte, hoy quiero compartir contigo una revelación espiritual que el Señor me permitió tener a través de un viaje que realicé el 30 de septiembre de este año.

Viajé a Estados Unidos con mi familia y tuvimos el privilegio de visitar uno de los sitios naturales y turísticos más importantes y hermosos del país: La ciudad Niágara. Habría creído que lo que más llamaría mi atención iban a ser las majestuosas aguas de las cataratas del Niágara, pero la verdad es que lo que más me impactó fue el Old Fort Niagara (La Fortaleza Antigua del Niágara). 

En el lugar de refugio de este icónico sitio, específicamente en el salón central, encontré la siguiente inscripción: 

[Ver versión traducida al español] 

“En este edificio histórico, el cuartel de los comandantes, se concluyó la rendición de la fortaleza francesa Niágara a los británicos, el 25 de julio de 1759.  El desfile fue interrumpido con tropas, vencedores y vencidos. Estos últimos observaron con inquietud los audaces y sigilosos bárbaros que robaron sus pertenencias y codiciaron sus mechones de cuero cabelludo.

En los aposentos del comandante, la vieja casa de la mansión todavía en pie, los oficiales se reunieron en la mesa para respirar juntos y beber un poco de fortaleza. De todas las escenas representadas en esta estructura durante el tercio de un siglo ahora pasado, este ritual final de los días de los franceses no fue en absoluto menos significativo: aquí, Francia misma tomó una copa en reconocimiento de un conquistador a quien estaba cediendo un imperio más vasto y más potencial que cualquier estadista de ese día podría ver o atreverse a predecir”.

Frank H. Severance

– – –

Al darme cuenta de esto, quedé sorprendida. Hablé con la guía y me dijo: “En este momento estamos en Estados Unidos, no en Canadá. Somos colonia británica” y se rió. Yo no daba crédito a todo lo que estaba viendo: ¿Cómo había sido posible que los británicos tomaran esa fortaleza?

Por los últimos días, he estado estudiando más en profundidad los planes de ataque bíblicos registrados en el libro de Josué y me di cuenta de que todos son muy diferentes. El Señor no actúa siempre de la misma manera. Veamos algunos ejemplos:

Jericó (Josue 6:1-5): los hombres de guerra debían darle seis vueltas a la ciudad una vez por seis días y siete sacerdotes debían llevar siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca sin tocarlas. El séptimo día, todos debían darle siete vueltas a la ciudad, los sacerdotes debían tocar las bocinas y el pueblo entero debía gritar. Esta fue la estrategia que Dios les dio para derribar las murallas.

Hai (Josué 8:2-8): después de la derrota contra Hai y del pecado de Acán (haber tomado del botín que el Señor les había indicado que no tomaran), el Señor le da nuevamente la victoria a Josué, quien escoge treinta mil hombres de guerra y los envía de noche para que estén dispuestos detrás de la ciudad. Josué y todos los demás hombres se levantan contra Hai y la atacan. Ellos (los habitantes de Hai) piensan que se trata de la misma manera en que Israel los había atacado antes y todo el pueblo sale a pelear persiguiéndolos a través de las montañas y dejando la ciudad totalmente vacía. La emboscada de los treinta mil hombres que estaba ubicada detrás de Hai sale, toma la ciudad y le prende fuego. Toman para sí sus despojos y bestias; esto es, el botín.

Ejércitos amorreos (Josué 10:9-14): en esta batalla, el Señor pelea por su pueblo. Israel persigue a sus enemigos subiendo a través de las montañas e hiriéndolos con determinación. Luego el Señor envía piedras de granizo que caen sobre sus enemigos y mueren más por causa de estas piedras que por causa del pueblo de Israel. Ese día se detiene el sol.

Reyes del Sur (Josué 10:40-42): Josué hiere, mata y destruye todo lo que hay a su paso sobre las montañas del Neguev porque el Señor está con él y con el pueblo.

Ejércitos del norte (Josué 11:7): Josué y sus hombres de guerra vienen de repente contra los ejércitos del norte y los destruyen.

Quedo impactada al estudiar todo esto porque todas las estrategias de guerra del Señor son totalmente diferentes y únicas. El Señor me inquieta a profundizar más acerca de la conquista británica sobre los franceses en el Niágara y quiero que prestes mucha atención a los procesos de “construcción” y “destrucción” que se ven involucrados en esta conquista.

Plan de ataque de los británicos contra la Fortaleza Francesa del Niágara

Este asedio fue un proceso organizado y planeado que llevó a cabo técnicas que fueron perfeccionadas y pensadas en la Europa del siglo XVII y principios del siglo XVIII. 

Antes del 10 de julio de 1.759, 2.300 soldados británicos en promedio se encuentran escondidos en el bosque y construyen unos lugares de refugio temporales. Toman un tiempo de preparación para atacar.

Toman madera del bosque, cortan pedazos de leña y las unen con cuerdas hasta formar unas pequeñas barreras. El 10 de julio de 1.759 salen del bosque cavando más o menos un metro y medio de profundidad y clavando esas barreras en la tierra. Las van cubriendo de tierra para poder avanzar. Este proceso lo comienzan a unos 915 metros de distancia de la fortaleza francesa.

Construyen trincheras y van cubriendo con madera el fondo de lo que van cavando; es decir, van construyendo como una especie de ‘piso’ para avanzar. El 12 de julio los indios americanos, quienes estaban apoyando a las tropas británicas, se retiran de la toma.

Avanzan sin descanso hasta estar más cerca a la fortaleza.

Para el 17 de julio, a los 370 metros de distancia, los británicos terminan la primera de las seis baterías de artillería que construyen en las cuales instalan seis armas para disparar directamente a la muralla de la fortaleza e irla debilitando. Ese día abren fuego directo contra la fortaleza, mientras continúan construyendo sus trincheras y avanzando para la construcción de las cinco baterías restantes, la última de las cuales se ubica a unos 250 metros de distancia (Las armas se disparan a través de seis troneras que construyen en medio de las trincheras -gaviones-). Los días 22 y 23 de julio las armas francesas son retiradas y remontadas con rapidez para tratar de retrasar el ataque.

Una tropa francesa es enviada desde la fortaleza para pelear directamente con las tropas británicas. Esta es la que se conoce como la batalla “La belle famille” (“La bella familia”). Los franceses son derrotados.

El 25 de julio de 1.759, los franceses se rinden definitivamente y se completa la toma de la Fortaleza Francesa por parte de los británicos. Todo es gozo y alegría porque al conquistar la fortaleza, conquistan las aguas del lago Ontario y el río Niágara; es decir, se extienden los límites del territorio inglés en tierras ahora americanas.

A la luz de este proceso, quiero comentarte que el Señor me mostró que en su Palabra hay un salmo que describe de manera preciosa nuestro plan de ataque contra las fortalezas que el enemigo ha construido en nuestros corazones. Es el Salmo 32 (RV 1960). Quiero retarte a que derribes esas fortalezas, siguiendo estos siete consejos.

Si realmente tienes un deseo genuino en tu corazón de salir de tus prisiones, entonces:

1. Debes reconocer tu condición actual con relación a tus fortalezas y querer salir de ellas (versículos 3 – 1 y 2).

3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.

2. Debes salir (versículo 5).

5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

3. Debes construir tu defensa, tu refugio (versículo 7).

7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás.

4. Debes avanzar (versículo 8).

8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.

5. Debes orar y declarar de manera constante la Palabra de Dios (versículo 6).

6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.

6. Debes saber resistir el dolor de las pruebas. En los momentos de crisis, alaba y espera en el Señor porque tu victoria está cerca (versículo 10).

10 Muchos dolores habrá para el impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.

7. Debes gozarte por la victoria que has obtenido en tu corazón (versículo 11).

11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

Si tú sigues estos consejos del Señor en el secreto, ahondas en su Palabra y vas más profundo, vas a tener grandes revelaciones y victorias. No te desanimes por lo que otros van logrando… todo lo contrario: alégrate por las victorias de ellos y asegúrate de ir tú mismo por las tuyas; no sea que dejes de cavar y pierdas tesoros que el Señor tenía preparados para ti. Asegúrate de alegrarte y seguir adelante con gozo renovado y fuerza. No te entristezcas sin motivo, sabiendo que son muchas más las cosas buenas que te ha dado Dios y de las cuales necesitas aferrarte para seguir adelante.

Si aprendes a construir tu fortaleza en el Señor, terminarás destruyendo las fortalezas que el enemigo ha construido en tu corazón y Él (Dios) enderezará tus sendas, como lo afirma el siguiente versículo:

Proverbios 3:6
“Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas” (RV 1960).

Yo no sé cuál sea tu Jericó o cuál sea tu Old Fort Niagara (Fortaleza Antigua del Niágara). Yo tengo varios en este momento. Al pueblo de Israel Dios le dio una estrategia para derribar las murallas de Jericó y a los británicos el Señor les dio una estrategia totalmente diferente. Tú tienes que buscar la tuya en el secreto: tu estrategia divina, tu plan de ataque. El Señor tiene maneras específicas para revelarte ese ataque y para que tengas la victoria.

A veces puede venir desánimo o tristeza o preocupación al darle las vueltas a tu “Jericó”, o al perseguir a tus enemigos, o al construir la trinchera durante tantos días -sin que, aparentemente, nada pase-, pero debes seguir adelante y no rendirte. Va a llegar el día en el que el Señor va a decirte: “¡grita!” y las murallas van a caer,“¡envía una emboscada contra la ciudad!” y la vas a quemar o “¡envía una tropa fuerte contra tus enemigos!” y los vas a derribar justo en la puerta de la fortaleza para tener la victoria.

Quiero dejarte en este momento con un último pensamiento:

Niágara es la mayor potencia hidroeléctrica en el mundo occidental y constituye una gran fuente de generación de energía para varios estados de los Estados Unidos y provincias de Canadá.

La fuente de electricidad que ilumina la ciudad de Nueva York es el Niágara. 

¿Logras entenderlo?  Cuando tú logras conquistar las “aguas” de la Presencia del Señor, te vuelves “luz” para otros… eres una bendición para las demás personas.

"Delante de ti, ten la artillería pesada contra el enemigo. 
Detrás de ti, en el secreto, tu fortaleza de protección en el Señor

A continuación podrás ver la presentación en prezi:

Muchas bendiciones para ti.

Andrea Suárez Salazar

2 Replies to “Derribando y construyendo fortalezas”

  1. Gracias por compartir tus experiencias!! si tus propias experiencias!! Ese tema cuando lo escuché en la reunión de jóvenes fue Salvaje, porque iba a cada reunión como su fuera la última y de repente aquel día me encontré a mi mismo encerrado en mi propia fortaleza de pensamientos, rechazos, quejas, pude darme cuenta que esas fortalezas nunca serán vencidas sino le damos la oportunidad a Jesús de venir a nosotros para guiarnos y entonces así poder derribar esas grandes Fortalezas, abrazos a todos, con cariño: César Marín.

    1. Hola César,

      Muchas gracias por tu comentario. Me alegro que esta publicación haya sido de bendición para tu vida. Deseo que cada día le permitas al Señor vencer tus fortalezas de modo que puedas tener libertad para relacionarte con Él.

      Bendiciones,

      Andrea

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