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He llegado a la fase final de una corta aventura textual titulada “Grito por la vida”, en la que he dejado parte de mis pensamientos y sentimientos más profundos con relación al fenómeno del suicidio. Me siento muy agradecida con el Señor por haberme dado la oportunidad, por primera vez, de hacer públicas muchas de las ideas que había escrito hace varios años de una manera muy personal e íntima.

Creo que te había comentado ya que “Grito por la vida” fue inicialmente escrito en formato ensayo. Esta creación téorico-literaria había ya pasado por algunos procesos de cambio, pero sin duda alguna, mi versión favorita ha sido la que he creado recientemente en formato blog y cuya última publicación hoy te presento: “Un grito final”. Nota por favor que es “un grito” y no “el grito”. Ese artículo indefinido es bien intencionado, pues es solamente un grito que finaliza una serie de publicaciones periódicas, mas no es la última cosa que tengo para decir acerca del suicidio.

Antes de presentarte este grito final, quiero aprovechar para darte las gracias por haber leído todas las entradas anteriores. Tú, apreciado lector, eres una de mis motivaciones al escribir y me agrada mucho cuando siento tu compañía desde la distancia, me dejas comentarios o inicias conversaciones conmigo cuando me ves por ahí. ¡Gracias!

Si por alguna razón esta es la primera que entras a una de mis publicaciones, te dejo a continuación el orden de toda la serie, con los enlaces, para que te pongas al día:

Grito por la vida

Alguien gritó por la vida

Un grito muy personal

¿Un grito terminal?

Gritos por la vida y susurros de demonios

 Una educación que grite por la vida

El reto: la personalización

Recuerdo que en las entradas anteriores te hablé acerca de la necesidad de que los educandos se sientan amados y al mismo tiempo que tengan la posibilidad de llorar como un acto de reconfiguración de su ser interior. Ahora, en este grito final, es mi deseo proponerte un reto mayor: la personalización.

Lo afirmaba Savater: “Los demás seres vivos nacen ya siendo lo que definitivamente son, lo que irremediablemente van a ser pase lo que pase, mientras que de los humanos lo más que parece prudente decir es que nacemos para la humanidad. Nuestra humanidad biológica necesita una confirmación posterior, algo así como un segundo nacimiento en el que por medio de nuestro propio esfuerzo y de la relación con otros humanos se confirme definitivamente el primero”.

“Humanizarse” es por tanto, hacerse persona. Ganar en humanidad es vestirse constantemente de ella, es construir una dignidad propia, íntima y real que le permita al ser humano reconocerse como tal, existir en el mundo y asumir los retos de la vida para no perder el sentido de ella hasta el punto de querer morir, sino todo lo contrario: el querer seguir viviendo. Humanizarse no es una posibilidad dentro de muchas, sino más bien una necesidad, una tarea que el ser humano se debe a sí mismo y sin la cual sería imposible “ser persona”.

Los maestros solemos en general ser muy ligeros con este compromiso de ayudar a otros a humanizarse, a personalizarse. Constantemente pensamos que nuestra labor se limita a enseñar un área de conocimiento específica, mientras que el llamado al hermoso acto de educar va mucho más allá: es una responsabilidad con la formación y por lo tanto, con la vida misma de las personas. ¿Cómo lograr que otros se personalicen? ¿Es este un reto particular y solamente una decisión personal? ¿cómo puedo como maestro ayudar a mi educando a personalizarse?

Piensa en el otro

Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse.

Santiago 1:19 (NVI)

Lo primero que habrá que aclarar es que no necesitamos trabajar en el sector educativo para ayudar a otros a personalizarse. Es posible hacerlo desde todas las esferas de nuestra vida. Sin embargo, para efectos de dar un buen grito final, me permito dirigirme más especialmente a aquellos que tienen el gran privilegio de ser maestros.

Sabemos que los programas académicos, currículos, planes de estudio e iniciativas gubernamentales en general, han sido diseñados y se diseñan aún con el deseo de suplir las necesidades del entorno social. Las instituciones tienen un interés generalizado por cumplir con diversos estándares de calidad, certificaciones y competencias; con lo cual pareciera que el sistema educativo le apunta más a un ser humano capaz de sobrevivir, más no capaz de vivir. Podríamos incluso llegar a pensar que formar a competir es mejor que formar a jugar y le hacemos perder color a la vida de la escolaridad, de una manera muy sutil e inocente.

Así, sin más ni más, le vamos apuntando lentamente al vacío para darnos cuenta de que, muchas veces, le damos a la nada. (Perdóname si sueno un poco negativa, pero es un poco la carga que llevo dentro de mí con relación a nuestra manera muy particular de hacer educación en Colombia. Créeme que yo misma me esfuerzo mucho por creer que podemos hacer las cosas diferentes desde el lugar especial donde el Señor nos ha puesto).

Ahora bien, permitir que otros se personalicen es no solo permitir que Dios obre a través de nuestras vidas para la bendición de otros, sino además lograr la promesa del mundo contemporáneo que es el diálogo y el común acuerdo: algo así como el nacimiento de una nueva democracia. Así pues, la experiencia de la personalización como tal es imposible de ser vivida y construida en sí misma si no es manifiesta; es decir, si no se hace visible y evidente para la sociedad en general, así como para los maestros y padres como los primeros actores de la formación. Es prioritario entonces que aprendamos a pensar en el otro.

Habla con el otro

La única manera que le permite a la experiencia de la personalización hacerse visible y evidente es el lenguaje, pues el vivir tiene sentido cuando lo comunicamos. Se hace evidente lo que “somos” porque “expresamos que somos”, ¿no lo crees? El lenguaje es transversal a todo lo que existe y es la evidencia real de lo que “somos en el mundo” para nosotros mismos y para otros; es susceptible de interpretación y asimismo es una forma de seducción pedagógica, que es necesario conocer, manejar y aprovechar como maestros para el bien de nuestros aprendices.

La personalización es entonces un proceso pedagógico en el que el lenguaje juega un papel fundamental. Esta experiencia de crearse, construirse, descubrirse -afirma Gadamer en su texto Verdad y Método- solo se hace posible a partir del diálogo, puesto que es la oportunidad perfecta para la puesta en común de los puntos de vista de los interlocutores, es un ponerse en juego ellos mismos para el descubrimiento del otro, una “fusión de horizontes” del maestro y el aprendiz.

Adicionalmente, el diálogo acentúa el carácter lingüístico de la experiencia de la personalización; es decir, poner en palabras lo que somos, nos permite darle sentido a nuestra existencia. Gadamer lo expresaba de la siguiente manera:

“En efecto, es verdad que el diálogo es lenguaje, es decir, precisamente, diálogo y no monólogo, argumentación y no simple expresión, confrontación y no simple narración. (…) El hecho mismo de que los hombres tengan un mundo se funda en el lenguaje (…) no existe otro mundo sino el expresado”.

Y en el mundo de la “expresión” y no del “silencio” es donde todo acto educativo debería gestarse. Así que habla con el otro, esfuérzate en entenderlo, y si el Señor te concede la gracia, fórmalo… ayúdale a personalizarse. El hablar y saber hacerlo es en sí un acto pedagógico, una acción que de alguna manera vivifica a los otros y los reconoce como pares; es una acción -que siendo constante y asertiva- puede evitar sentimientos de soledad, depresión y desencanto: factores tan relevantes en todo este asunto del suicidio. 

A manera de conclusión

Este grito final cierra un recorrido teórico-literario que disfruté mucho. Comencé haciendo una reflexión sobre la muerte y el suicidio, pasando por algunos mitos o miedos frecuentes en medio de nuestra sociedad a propósito de estos temas. Luego hice algunos apuntes desde una perspectiva del desarrollo humano hablando de los conceptos de persona e individuo, lo cual me llevó a desarrollar la tesis central del escrito que tiene que ver con el proceso de despersonalización y su conexión directa con el suicidio. Hablé también desde una perspectiva espiritual y finalmente, propuse algunos aspectos para tener en cuenta en la vida de la escolaridad colombiana a fin de evitar la dolorosa decisión de finiquitar la existencia.

A manera de conclusión entonces, nuevamente te doy las gracias por acompañarme en este tiempo. Espero que este grito prolongado por la vida haya sido de mucha bendición para ti y los tuyos. ¡Que el Señor nos continúe bendiciendo y llenando de su gozo para vivir esta vida tan preciosa que Él mismo nos ha dado!

Si tienes comentarios acerca de la serie “Grito por la vida”, me gustaría conocerlos. Todo lo que me escribes me ayuda a reflexionar y a mejorar en mis publicaciones. Un abrazo con cariño.

Bibliografía

  • MOUNIER, Emmanuel. (1962) El Personalismo. Editorial universitaria de Buenos Aires – Sociedad de economía mixta. Buenos Aires, Argentina.
  • SAVATER, Fernando. (1997) El valor de educar. Editorial Ariel S.A. Barcelona, España. (Dedicatoria, Epígrafes, A guisa de prólogo: Carta a la maestra, Capítulo I: El aprendizaje humano)-
  • VAN MANEN, Max. (1990) Researching Lived Experience: Human Science for an action sensitive pedagogy. State University of New York Press – University of Western Ontario. Ontario, Canada.
  • GOLEMAN, Daniel. (1996) La inteligencia emocional. Javier Vergara Editor. Buenos Aires, Argentina.
  • GADAMER, Hans. Georg. (1972) Verdad y Método. G. Vattimo ed., Milán, Fabbri.
  • SHERR, Lorraine. (1992) Agonía, muerte y duelo. Editorial Manual Moderno. Bogotá, Colombia.
  • ZUBIRÍA, Miguel de. (2007) Cómo prevenir la soledad, la depresión y el suicidio en niños y jóvenes. Editorial Aguilar. Bogotá, Colombia.

Andrea Suárez Salazar

4 Replies to “Un grito final”

  1. Andre!! Muchas gracias por la publicación, sé que será de bendición a muchas otras personas, ami lo ha sido.
    Aveces pensamos que ser mudo es solo el hecho de no emitir ningún sonido o que pierde la capacidad vocal, creo que mudo también es aquella persona que pierde su capacidad para expresarse, no importando su idioma, gesticulaciones o lenguaje de señas en una discapacidad. Di lo que piensas con el respeto del que escucha. Si hay muchas personas mudas porque tienen temor que al expresarte sean rechazados.. Así que si alguien está leyendo esto, quiero decirte que también eres mudo(a), si todo te lo guardas todo en el corazón y si aun al hablar no hablas lo que piensas, lo que crees, lo que ves, lo que oyes, lo que eres tu cuando nadie te ve; sino que hablas lo que otros quieren escuchar entonces eres de los que temen hablar. Abrazos, Dios puede obrar en tu silencio!.

    1. Hola César,

      Muchas gracias por tu comentario. Me alegra que mis publicaciones estén bendiciendo tu vida. Que el Señor nos ayude a expresar nuestras ideas con la sabiduría del cielo que Él mismo nos da.

      Dios te bendiga.

  2. Excelente escrito. Hay algo muy lindo que escribiste y es que no solo los maestros pueden ayudar a las personas a la personalizarse ya que como dijiste desde todos los ámbitos de nuestra vida se puede hacer y me parece muy importante empezar desde casa ayudándole a nuestros hijos a humanizarse a través del diálogo, de una buena comunicación ya que aveces no sabemos escucharlos y como el comentario que dejaron anterior a este nos volvemos mudos porque no se expresa lo que se siente y pienso que muchos de los jóvenes y adultos hoy día viven esta situación donde no llegan a humanización .
    Dios te bendiga Andrea y te de la gracia y la sabiduría para que continúes bendiciendonos con tus escritos.

    1. Muchas gracias por tu comentario, Tatiana. Es cierto que debemos formar y trabajar fuertemente desde el hogar y desde el mundo de la escolarización. Permitamos que nuestros hijos y estudiantes expresen sus ideas y sentimientos, y acerquémonos de manera libre a ellos para generar estrechos vínculos de amor y de buena comunicación.

      Bendiciones.

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