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Te saludo esperando que te encuentres muy bien tú y toda tu familia en este tiempo de confinamiento. A nivel personal, quiero contarte que estos días han sido de mucha bendición; y he venido meditando y estudiando con diligencia muchas cosas de Las Escrituras.

En esta ocasión, quiero compartirte algunos pensamientos acerca de la vida del rey Salomón narrada específicamente en 1 Reyes y 2 Crónicas. A fin de ponerte en contexto, quiero contarte que a su padre, el Rey David, el Señor no le concede construir el Templo que siempre había soñado con construir y dedicarle a Él, por causa de haber derramado tanta sangre a lo largo de su vida (1 Crónicas 17:4 y 28:2-3); en cambio, le dice que su hijo Salomón lo construirá (1 Crónicas 17:11-12 y 28:6) y que será una tarea para la cual necesitará mucha ayuda del pueblo, así como obedecer todos los mandatos del Señor (1 Crónicas 28:7-8).

David le entrega los planos, los materiales que había logrado conseguir para tal fin y además le encomienda al pueblo que le ayude en su tarea. Así pues, una vez su padre fallece y Salomón se encuentra en el reino, pide sabiduría a Dios para gobernar sobre Israel (1 Reyes 3 y 2 Crónicas 1), acto que lo complace en gran manera. Como consecuencia de su agradable solicitud a Dios, no solamente le concede sabiduría en abundancia sino también la gracia y el privilegio de disfrutar de autoridad, fama y fortuna como nunca las tuvo ningún otro rey ni las tendría en un futuro (2 Crónicas 1:12). Posteriormente, Salomón decide construir el Templo de Jerusalén (o Templo de Salomón) para honrar el nombre del Señor e inicia una serie de preparativos monumentales para su construcción que duraría 7 años. 

Estudiar en detalle cada uno de los preparativos y de las tareas que se realizaron para esta megaobra es precioso y profundo. Cada pieza en sí misma habla de la majestad de las alturas y susurra con voces casi imperceptibles profecías que aún hoy no se han cumplido (si aún no has leído acerca de esta historia y sus detalles, sería un buen tiempo para hacerlo). En todo caso, hoy quisiera hablarte especialmente de una de las piezas que hizo parte del mobiliario final de ese templo y es el lavacro de Salomón llamado “El Mar”. 

El Mar

“Luego fundió un enorme tazón redondo, que medía cuatro metros con sesenta centímetros de borde a borde, llamado El Mar. Tenía dos metros con treinta centímetros de profundidad y trece metros con ochenta centímetros de circunferencia. Por debajo del borde, estaba rodeado por dos hileras de figuras que se parecían a bueyes. Había veinte bueyes por metro de la circunferencia que se habían fundido como parte del tazón. El Mar estaba colocado sobre una base formada por doce bueyes de bronce que miraban hacia afuera. Tres miraban hacia el norte, tres hacia el occidente, tres hacia el sur y tres hacia el oriente; y El Mar estaba asentado sobre ellos. El grosor del Mar era de unos ocho centímetros, su borde era acampanado como una copa y se parecía a una flor de nenúfar. Tenía capacidad para unos sesenta y tres mil litros de agua”. 

2 Crónicas 4:2 (NTV)

“El gran tazón de bronce llamado El Mar fue ubicado cerca de la esquina suroriental del templo”

2 Crónicas 4:2 (NTV)

(Descripciones complementarias a estas puedes encontrarlas en 1 Reyes 7:23-26 y 1 Reyes 7:39).

Según estos versículos, El Mar fue entonces un objeto de bronce muy grande, ubicado en la esquina suroriental del Templo de Salomón (esto es, al lado izquierdo de la entrada donde reposaban las dos columnas), y era utilizado para los lavados ceremoniales conectados con el templo. En general, eran los sacerdotes quienes accedían al agua contenida en este objeto y lo hacían para lavar sus manos y sus pies antes y después de los sacrificios (aunque es muy posible que también fuera utilizado para proveer agua para las vasijas que estaban destinadas para el lavado de las ofrendas). 

“También hizo diez tazones más pequeños para lavar los utensilios que se usaban para las ofrendas quemadas. Colocó cinco en el lado sur y cinco en el lado norte; pero los sacerdotes se lavaban en El Mar”. 

2 Crónicas 4:6 (NTV)

Los sacerdotes se lavaban en El Mar. Tómate tu tiempo para pensar en esto.

Tres experiencias de mi vida

Déjame contarte en este momento tres experiencias personales que viví la última vez que viajé a la playa y que el Señor me ha estado recordando con relación a todo este asunto del lavacro de Salomón.

La primera de ellas fue en un río de nueve metros de profundidad en el cual tenía mucho miedo de tirarme. Finalmente lo hice, lo crucé y a pesar de que casi me ahogo, no lo hice porque me sentí acompañada y segura. La segunda fue en otro lugar, una especie de cueva cuyas aguas tenían la misma profundidad y en las que tenía mucho miedo de lanzarme. No lo hice porque no me sentí ni acompañada ni segura. Ambas precedían un temor grande de mi corazón y la decisión para lanzarme no tuvo nada que ver con la profundidad de las aguas, sino más bien con mi sentimiento frente a la compañía y a la seguridad. Adicionalmente, llegué a sentirme de algún modo “presionada” o “cargada” con el reto de lanzarme -si es claro expresarlo de esa manera-.

La tercera, sin embargo, fue una experiencia muy diferente: fue con el mar. Esa sí fue una sensación radicalmente distinta porque yo no me sentía prevenida frente al mar… no tenía que tomar una decisión radical de tirarme o de lanzarme de una sola vez, porque él lentamente me iba llevando hacia adelante a disfrutar de él. Piensa, además, en el paisaje edénico cuya composición se completa con la suave brisa, el sonido de las olas, el cielo azul, el sol radiante… ¡sencillamente espectacular!

¿Me sigues? Nuestra relación con el Señor es algo similar a lo que me sucedió a mí en el mar. Dios no quiere que tú te sientas ni temeroso, ni cargado, ni presionado a hacer ciertas cosas para Él. Dios no es tu trabajo ni tu estudio. Dios es Dios; y lo que Él anhela de verdad es que tú lo disfrutes y que te sumerjas en El Mar de Su Presencia.  

Lavacro de Salomón y Fuente de bronce

Si conectas todo lo que te estoy hablando, descubrirás que de fondo mi invitación es a que te sumerjas en El Mar, en ese lavacro de Salomón que El Señor mismo está mostrándote de manera figurada. Este objeto no solo es ceremonialmente importantísimo para ti como parte del sacerdocio de Cristo en esta tierra; sino que además, es reminiscente de la fuente de bronce del tabernáculo de reunión y representa el lavamiento de nuestros pecados por la fe en la sangre derramada de Cristo. ¡Wow! Al sumergirte en El Mar, lo que estás haciendo es permitirle al Señor purificarte de todas tus impurezas y de toda tu suciedad… te pones de acuerdo con Él para ser levantado y permanecer en pie como sacerdote en medio de su pueblo.

“¿Qué esperas? Levántate y bautízate. Queda limpio de tus pecados al invocar el nombre del Señor”. 

Hechos 22:16 (NTV)

“Algunos de ustedes antes eran así; pero fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios”.

1 Corintios 6:11 (NTV)

“a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios”.

Efesios 5:26 (NTV)

“Y yo le contesté: —Tú eres quien lo sabe, Señor. Entonces Él me dijo: —Estos son los que murieron en la gran tribulación. Han lavado y blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero”.

Apocalipsis 7:14 (NTV)

No te resistas al Mar de la Presencia del Señor, pues es una experiencia que vale la pena vivir. Si te acercas a Él, te darás cuenta de lo mucho que lo necesitas y del gran poder que tiene para llenar tu vida como nada ni nadie más lo puede hacer. Ese Mar de amor inagotable y fidelidad perdurable es lo que nos mantendrá vivos, despiertos y alegres siempre. No dejes que este tiempo de sequía se vuelva rutinario hasta el punto de apagar el fuego de tu corazón y hacer que tu espíritu decaiga.

¡Entra en El Mar, lávate, purifícate y disfruta de ese Dios paradisíaco que tienes!

Para complementar la lectura de esta entrada, puedes leer Ezequiel 47:1-10 y ver el siguiente video que grabé el día de ayer.

Muchas bendiciones para ti.

Andrea Suárez Salazar

4 Replies to “Sumérgete en “El Mar””

  1. Excelente mensaje, justo acababa de leer el cap en 2 crónicas y sentí la inquietud de profundizar sobre el mar y encontré este link de bendición

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