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En primer lugar, déjame darte un caluroso saludo. Me alegra que te hayas animado a continuar leyendo acerca de los enemigos del pueblo de Israel: Sísara, Abimelec y Goliat. En segundo lugar, quiero recordarte que, más que estudiar hechos históricos de La Palabra del Señor (muy interesantes, por cierto), lo que quisiera hacer es presentarte algunos pensamientos acerca de los enemigos internos de nuestro corazón; es decir, sobre todas aquellas cosas o situaciones que se levantan en nuestro ser interior que van en contra de la voluntad y del propósito perfecto de Dios para nuestras vidas.

En la publicación anterior di una breve introducción al tema definiendo quiénes son los enemigos y qué pueden llegar a representar para nosotros. En esta segunda parte, quisiera mostrarte qué sucede previo al ataque de parte de un enemigo y en qué cosas debemos meditar antes de que esos enemigos se levanten en contra nuestra. 

¿Qué sucede antes de un ataque por parte de un enemigo?

Hay que reconocer que, muchas veces, somos los responsables de que los enemigos ataquen nuestras vidas. Por supuesto que no es una regla general y no aplica para todos los casos; pero especialmente al hablar de Sísara, Abimelec y Goliat, sí vemos en las Escrituras que hay un grado de responsabilidad nuestro frente a esto. Veamos:

(Antes del ataque de Sísara)

“Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, así que Jehová los entregó en manos de Jabín, rey de Canaán, quien reinaba en Hazor. El capitán de su ejército se llamaba Sísara y vivía en Haroset-goim”.

Jueces 4:1-2 (RVR 1960)

(Antes del ataque de Abimelec)

“Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. No se acordaron los hijos de Israel de Jehová, su Dios, que los había librado de todos los enemigos de su alrededor, ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, o sea, de Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel”.

Jueces 8:33-35 (RVR 1960)

(Antes del ataque de Goliat)

“Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”.

1 Samuel 17:11 (RVR 1960)

Según estos versículos, hay varias cosas que pueden pasar en nuestro corazón previo al ataque real de un enemigo:

1. “Hacer lo malo ante los ojos del Señor” (Sísara); es decir, vivir en una condición y práctica abierta de pecado y maldad. 

2. “Prostituirse yendo tras los baales” – “Escoger por dios a Baal-berit” (Abimelec); esto es, dejar de mirar a Jesús e ir en pos de nuestros ídolos, deseos, sueños o anhelos personales. Preferir hacer nuestra voluntad y no la voluntad del Señor.

3. “No acordarse del Señor” (Abimelec). Se refiere al hecho de no tener en cuenta al Señor para tomar decisiones en nuestras vidas.

4. “No mostrarse agradecido” (Abimelec), no solamente con Dios sino también con las personas por causa de todo el bien que nos han prodigado.

5. “Turbarse y tener gran miedo” (Goliat); es decir, no estar viviendo en un estado constante de paz y confianza en el Señor. 

¿En qué cosas debo meditar entonces?

En este momento quisiera invitarte a pensar un poco en las siguientes preguntas: ¿Estás haciendo deliberadamente cosas que no le agradan al Padre?, ¿estás prefiriendo hacer tu voluntad y cumplir tus sueños personales en vez de preguntarle a Él qué cosas ha preparado ya de antemano para ti?, ¿te estás olvidando del Señor y de su gran bondad para tomar decisiones importantes en tu vida?, ¿sientes miedo o turbación de espíritu y te cuesta confiar plenamente en que Dios tiene el control pleno y total de tu vida? 

Si has respondido “si” a alguna de ellas, entonces es momento de volverte al Señor y suplicar por su misericordia. Es hora de que te alinees en oración y le supliques que no permita ningún ataque de enemigos sobre tu vida, porque podrían -eventualmente- estar más cerca de lo que crees.

Te suplico, en el nombre de Jesús, que no seas tú mismo el responsable de tal agravio sobre ti. No seas de aquellos que, por su necedad, hacen que Dios los entregue en manos de sus enemigos (como le sucedió al pueblo de Israel). Atrévete a ser honesto en tu corazón y hablarle verdad al Señor para que Él salga a tu favor y te libre de los enemigos que te son ocultos, antes de que ataquen con fuerza sobre tu vida y acarreen consigo gran destrucción.

Si continúas ahondando y estudiando las Escrituras, vas a ver cómo un mar de revelación se va abriendo delante de ti. En este caso, por ejemplo, te sorprenderá saber que Sísara, Abimelec y Goliat mueren casi que de la misma manera, lo cual tiene unas implicaciones y unas enseñanzas muy bonitas para nosotros. 

¿Quisieras saber cómo se matan los enemigos del corazón? 

En la siguiente entrada estaré hablando de ello. Por eso te animo a seguir leyendo y buscando a Dios con fuerza y pasión.

Un abrazo y que Dios te libre de tus enemigos. 

Andrea Suárez Salazar

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