Según díceres públicos,
“León de Judá” es un colegio;
algo así como una casa
donde uno se siente regio.
Este año comenzaban
desde temprano a estudiar,
y a las 6 de la mañana
ya debían madrugar.
Conexión tras conexión,
tarea, taller, exposición.
Sin falta en la jornada
y a mostrar disposición.
¿Los profesores? Ni de qué hablar.
¡Qué héroes! ¡Qué maestros!
¡Qué tesos pa’ trabajar!
Un grupo de nueve chicos
nos hacía ilusionar:
son ustedes, hijos de once,
alumbraron nuestro caminar.
¡Oh, sus cosas, sus sonrisas,
cuánto hemos de extrañar!
Esperamos que por siempre
nos habrán de recordar.
¡Ay, hijitos: nuestros primogénitos!
¡Todo lo que quisimos a ustedes enseñar!
Escuchen esto porque hoy se van,
y otros hijos ya vendrán.
Y cuando los reciba la magna universidad,
no se conviertan ustedes a ella.
No busquen necia adversidad.
Por ello les hemos equipado
e instrucción bíblica les hemos dado.
Un abrazo con cariño
y sigan esta directriz.
Que Dios nos conceda a todos
una graduación muy feliz.
Estos son unos cortos versos que escribí para despedir a la primera promoción de estudiantes graduados de nuestro amado Colegio León de Judá, el día 30 de noviembre del 2020.