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Buenas noches para todas,

En primer lugar, quiero darle las gracias al Señor Jesús por bendecirme con esta preciosa oportunidad de compartir con ustedes en este tiempo especial de retiro de jóvenes mujeres. Sé que todas hemos venido con muchas expectativas y esperamos que sea un tiempo en el que realmente podamos encontrarnos con el Señor y escuchar su voz. Por experiencia propia, conozco el poder restaurador que tienen estos espacios de retiro para los corazones que se disponen verdaderamente; de modo que vamos a presentar este tiempo de predicación delante de Dios en este momento.

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/Oración/
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Si pudiéramos dimensionar la batalla campal de nuestros pensamientos, quedaríamos anonadadas. A veces me pasa que tengo tantos pensamientos desordenados en la cabeza que quedo como “bloqueada”, algo parecido a un estado de “shock mental”, por no decir menos. Es una sensación terrible que muy seguramente todas entendemos.

En esta noche, quisiera explicarles porqué sucede esto en nuestra mente y en nuestro corazón, a la luz de La Palabra. Para ello, quiero comenzar por aclarar que trataré de resolver algunos interrogantes durante la prédica:

Si pudiéramos dimensionar la batalla campal de nuestros pensamientos, quedaríamos anonadadas. A veces me pasa que tengo tantos pensamientos desordenados en la cabeza que quedo como “bloqueada”, algo parecido a un estado de “shock mental”, por no decir menos. Es una sensación terrible que muy seguramente todas entendemos.

En esta noche, quisiera explicarles porqué sucede esto en nuestra mente y en nuestro corazón, a la luz de La Palabra. Para ello, quiero comenzar por aclarar que trataré de resolver algunos interrogantes durante la prédica:

1. ¿Qué son los pensamientos?
2. ¿Cuáles son las características de los pensamientos?
3. ¿De dónde salen los pensamientos?
4. ¿Pueden cambiar nuestros pensamientos?

1. ¿Qué son los pensamientos?

De todas las definiciones que encontré en diccionarios, quisiera destacar la siguiente: “el pensamiento es la actividad y creación de la mente; dícese de todo aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto”

Podemos tener muchos tipos de pensamientos en diversas áreas de nuestra vida: la laboral, la familiar, la personal, la sentimental, la profesional, la económica, entre otras. Todos esos pensamientos tienen el potencial de convertirse en realidad, lo cual sería equivalente a decir algo como esto: “soy y actúo conforme a lo que pienso”.

1 Pedro 1:18 (RVR 1960)
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.

A través de este versículo podemos entender mejor qué son los pensamientos y qué es lo que realmente sucede en la medida en que vamos creciendo: aprendemos una “vana manera de vivir”. Recibimos esta manera de vivir esencialmente de nuestra familia y las personas más allegadas; por lo cual comenzamos a comportarnos y a tomar decisiones conforme a lo que hemos aprendido de ellos y del mundo que nos rodea en general. En este sentido, el resultado es tener una tormenta de pensamientos, de ideas preconcebidas, de críticas, de contradicciones, en fin… ¡una verdadera batalla campal en la mente!

La palabra “vana” significa “falto de realidad, sustancia o entidad. Hueco, vacío y falto de solidez. Insubsistente, poco durable o estable. Que no tiene fundamento, razón o prueba”. Es así como califica el Señor la manera de vivir que nos enseña este mundo. Impactante. ¿No les parece? Por esta razón es que el Padre hace constante énfasis en el hecho de que necesitamos ser rescatadas de esta condición mental y el medio de su rescate es Jesús mismo: Cristo fue el medio que Dios estableció para que fuésemos rescatadas de nuestra vana manera de vivir. Las religiones nos llevan al infierno, pero Cristo es el único que nos puede llevar al cielo.

¿Sabían ustedes que el Señor Jesús murió para rescatarnos aun de las costumbres de nuestra propia familia y de su manera de pensar? Quizás ustedes digan o piensen que sus costumbres familiares no son pecado o no les han hecho mal, y estén en lo correcto. Ellas en sí mismas no son pecados, pero construyen en mí una “vana manera de vivir”.

Ahora bien, ¿qué no sería entonces una vana manera de vivir? La respuesta es muy sencilla: el vivir en el Espíritu; esto es, el ponerme de acuerdo con los pensamientos que Dios tiene para mí: 

Jeremías 29:11 (RVR 1960)
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dijo el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.

2. ¿Cuáles son las características de los pensamientos?

Según la definición anterior, los pensamientos hacen que las cosas sean traídas a existencia; esto es, que se vuelvan una realidad. En este sentido, los pensamientos son poderosos para “crear”. Según la Palabra, los pensamientos de Dios:

a. no son como mis pensamientos.

b. son más que mis pensamientos en cantidad y en altura.

Isaías 55:8-9 (RVR 1960)
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos -declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

c. son profundos.

Salmos 92:5 (RVR 1960)
“¡Qué grandes son tus obras, oh Señor, cuán profundos tus pensamientos!”

d. están basados en el poder, el amor y el dominio propio.

2 Timoteo 1:7 (RVR 1960)
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

3. ¿De dónde salen los pensamientos?

Salen del corazón. 

Mateo 15:19 (RVR 1960)
“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.

Es una respuesta aparentemente sencilla, pero muy profunda. Meditemos en algunas características que emergen del hecho de que salgan de nuestro corazón y de lo que podemos hacer cuando salgan de nosotros malos pensamientos:

a. los malos pensamientos salen por la dureza del corazón. Esto es consecuencia de tener el entendimiento entenebrecido.

Efesios 4:17-19 (RVR 1960)
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”.

c. cuando los malos pensamientos del corazón salen a la luz y se vuelven una batalla campal, nuestro consuelo es la Presencia del Señor.

Salmos 94:19 (RVR 1960)
“Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma”.

d. cuando brotan de nosotros los malos pensamientos, La Palabra de Dios es la que nos ayuda a confrontarlos. Ella discierne los pensamientos.

Hebreos 4:12 (RVR 1960)
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”.

4. ¿Pueden cambiar nuestros pensamientos?

Claro que sí. No sólo pueden cambiar, sino que si nos disponemos de todo nuestro corazón, lo van a hacer muy rápidamente y van a traer muchas cosas positivas a nuestras vidas y a nuestras familias. Estudiemos en detalle lo que Dios quiere hacer a favor de nuestros pensamientos: 

a. el Señor quiere que nosotros amemos sus pensamientos y que los encontremos preciosos.

Salmos 139:17-18 (RVR 1960)
“¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! Si los contara, serían más que la arena; al despertar aún estoy contigo”.

b. el Señor desea que seamos esforzados para pensar lo bueno.

Filipenses 4:8 (RVR 1960)
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad”.

c. el Señor quiere que muramos a nuestros pensamientos terrenales para que sus pensamientos espirituales puedan instalarse en nosotros.

Colosenses 3:5-6 (RVR 1960)
“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”.

2 Corintios 10:5 (RVR 1960)
“Destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo”.

d. el Señor quiere que sus pensamientos sean notorios en nosotros; y una evidencia de que sus pensamientos comienzan a instalarse en nuestro corazón es que nuestra manera de hablar cambia.

Lucas 6:45 (RVR 1960)
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el {hombre} malo, del mal {tesoro} saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca”.

e. el Señor quiere que nos dispongamos para que nuestra mente sea renovada. Nosotros nos disponemos y Él transforma poderosamente nuestra manera de pensar.

Romanos 12:2 (RVR 1960)
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”.

Efesios 4:22-24 (RVR 1960)
“Que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad”.

Romanos 8:6 (RVR 1960)
“Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz”.

Para concluir, quiero que oremos en este momento para que el Señor mismo sea quien nos convenza de estas verdades con relación a los pensamientos. Pidámosle que nos revele cuál ha sido la vana manera de vivir que nos enseñaron nuestros padres y digámosle de manera sincera que queremos disponernos para que Él nos conceda la gracia de recibir su nueva y poderosa manera de pensar.

/Oración y ministración final/

(Prédica en Retiro de jóvenes mujeres CCM – Agosto 5 / 2017)

Nota complementaria: El problema es que cuando nosotros nos casamos, cada uno trae un paquete lleno de tradiciones familiares. Cada uno llega a la casa con su paquete. Antes de casarnos, cada quien vive en su propia casa, la casa de nuestros padres; cada uno con sus propias tradiciones y costumbres. Cuando estamos comprometidos todo es muy bello, pero cada quien está aún viviendo en su propia casa. Luego ellos se casan. La pareja compra muchas cosas, compran sus muebles; alistan todo, y después cada uno viene con un gran paquete. Cuando llegamos a la casa abrimos los paquetes, llenos de las tradiciones y costumbres que hemos recibido de nuestros padres. El problema es que el marido tiene sus padres y la mujer también tiene sus padres. Si fuera el mismo paquete, los mismos padres, tal vez los problemas no serían tantos… Miren la sabiduría de Dios: Él desea que vengamos sin paquete. Fuimos rescatados de esos paquetes”.

Referencias:http://dailyfood.ca/alimento/parejas/parejas2fri.html

Imágenes:https://www.benandhannahdunnett.com/greetings-cards/

Andrea Suárez Salazar

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