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“Tres cosas hay de hermoso andar,
y la cuarta pasea muy bien:
el león, fuerte entre todos los animales,
que no vuelve atrás por nada;
el ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío;
y el rey, a quien nadie resiste”

Proverbios‬ ‭30:29-30‬ ‭(RVR 1960)‬‬

En la entrada anterior te estuve hablando del hermoso andar del león, ¿recuerdas? Es la primera característica que destaca este proverbio de Salomón acerca de este majestuoso mamífero que no en vano se ha ganado el reconocimiento como “rey de la selva”.

En esta oportunidad, quisiera hablarte acerca de la segunda característica que se menciona allí; esto es, su fuerza. Con el fin de entenderla mejor, tendré que empezar por explicarte que la fuerza es la capacidad física para realizar un trabajo o un movimiento, la expresión más viva del vigor, la robustez y la potencia para mover algo o a alguien que tenga peso o resistencia. Su palabra proviene del latín ‘fortia’ y está asociada al esfuerzo que se realiza para sostener un cuerpo o resistir un empuje. Así, las consecuencias de ejercer fuerza sobre algo o alguien pueden ser la deformación de aquello que es sujetado, su cambio de dirección en el movimiento o simplemente su permanencia en estado de quietud o reposo.

La fuerza es, por tanto, una gran cualidad de este mamífero salvaje; y de manera metafórica, lo es también para cualquier creyente que busque deliberada e intencionalmente al Señor.

¿Quisieras saber en qué sentido quiere Dios que tengas la fuerza del león? Veamos.

Las debilidades del león

“Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

2 Corintios 12:10 (RVR 1960)

Pareciera un sinsentido hablar de fuerza usando su contrario, pero es precisamente ese contrario el que nos lleva a entender la clase de fortaleza que Dios desea que tengamos. En la palabra de Dios podemos leer que somos fuertes cuando nos reconocemos débiles; y esta no es una realidad ajena al león. De hecho, el principio de su fortaleza para la caza se fundamenta precisamente en el reconocimiento de sus debilidades. ¿Cómo puede ser esto?

Pues bien, si analizamos un poco la manera en la que cazan los leones, nos damos cuenta, por ejemplo, de que están lejos de ser tan ágiles como las chitas, los jaguares, los guepardos, las gacelas o los antílopes. De igual manera, su tamaño no es comparable con el de los elefantes, o las jirafas, o los rinocerontes, y ni hablar de su peso, comparativamente inferior al de muchas otras criaturas salvajes. Por ello, el reconocimiento de sus debilidades en velocidad, tamaño y peso es el que, en efecto, le concede su verdadera fuerza para la caza: una para la cual debe prepararse diligentemente.

Los leones son animales gregarios, lo cual quiere decir que son muy sociables, familiares y protectores. Así, son muy débiles en solitario y por ello viven en manadas cuya mayoría son leonas con sus cachorros, lideradas por uno o dos machos territoriales, resistentes y vigorosos. No salen solos a la caza y su fuerza radica no solamente en sus músculos, sus grandes garras y su mandíbula, sino también en su capacidad para trabajar en equipo acorralando a las presas más débiles de una manada. Al carecer de la agilidad que tienen muchos otros animales salvajes, normalmente se acercan cuidadosa y cautelosamente a su presa, acortando distancia sin ser apercibidos; y al sentirse lo suficientemente cerca y seguros, se abalanzan con todo su peso sobre la presa para sofocarla hasta la muerte. En este sentido, se hace evidente entonces que sus debilidades constituyen su verdadera fuerza.

Fuerzas renovadas

A mí personalmente me encantaría sentirme todos los días con las fuerzas de un león, pero la verdad es que no siempre me sucede de esa manera… ¿y a ti? Muchas circunstancias de la vida nos vencen, nos duelen y nos afligen, por lo cual es apenas natural que haya momentos en los cuales nos sentimos en extremo débiles. Dios, que es la fuente de nuestra fortaleza día tras día, conoce esos tiempos de debilidad y por ello promete en Su Palabra fortalecernos (1), ayudarnos (2), sostenernos (3), renovar nuestras fuerzas (4), así como aumentarlas (5) y como si todo lo anterior fuera poco, nos promete protegernos del maligno (6).

“Así que no temas, porque yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré (1) y te ayudaré (2);
te sostendré con mi diestra victoriosa (3)”.

Isaías 41:10 (NVI)

“Él fortalece al cansado (1)
y acrecienta las fuerzas del débil (1)”.

Isaías 40:29 (NVI)

“Pero los que confían en el Señor
renovarán sus fuerzas (4);
volarán como las águilas:
correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán”.

Isaías 40:31 (NVI)

“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo (5); seré ungido con aceite fresco”.

Salmos 92:10 (RVR 1960)

“Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá (1) y los protegerá del maligno (6)”.

2 Tesalonicenses 3:3 (NVI)

La fuente de nuestra fuerza

‭En este sentido, al reconocer -en primer lugar- que somos débiles y -en segundo lugar- que necesitamos ser fortalecidos y renovados con la fuerza de nuestro gran y poderoso Dios, entendemos que hay una única fuente de dicha fortaleza. Dios el Padre desea que tomemos de ella en la medida en que como creyentes verdaderos nos esforcemos y seamos valientes para caminar en la fe.

El esfuerzo es el empleo enérgico del vigor; esto es, toda acción de emplear gran fuerza física o moral con algún fin determinado. Por tanto, el creyente realmente esforzado debe asirse de las escrituras y de las promesas que en ellas están descritas (1), así como reconocer al Señor como el único en el cual reside su fuerza (2) y permitir que su corazón esté siempre en los caminos de Dios:

“Asidos de la palabra de vida (1), para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado”‭‬.

Filipenses‬ ‭2:16 (RVR 1960)

“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas (2), en cuyo corazón están tus caminos (3)”.

Salmos 84:5 (RVR 1960)

¿No te parecen todos estos versículos lo suficientemente alentadores? Son tan solo una pequeña muestra de los cientos de pensamientos que hay en la Palabra de Dios sobre el poder de su fuerza en nosotros, y aún siendo tan pocos en esta entrada, ya nos deben llenar el corazón de alegría y esperanza… ¿te sientes así en este momento?

Apreciado lector, tu gran fuerza radica en reconocerte débil en extremo, incapaz de lograr nada por ti mismo. Tu esperanza se fundamenta en que hay alguien más fuerte que tú que ha prometido cuidarte, fortalecerte y protegerte en todo tiempo; de modo que no dudes en asirte de Él con todas tus fuerzas, así como se aferra un león a su presa cuando la toma y no la suelta hasta alimentarse bien y quedar satisfecho con ella. Cobra ánimo y permite que la fuerza del león se instale en tu vida con poder y gloria.

Para finalizar, te comparto un corto documental en el cual se habla de la fuerza del león. Hay algunas escenas y datos complementarios en él que pueden servirte para comprender mejor el tema.

Bendiciones para ti.

Andrea Suárez Salazar

2 Replies to “La fuerza del león”

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