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“Tres cosas hay de hermoso andar,
Proverbios 30:29-30 (RVR 1960)
y la cuarta pasea muy bien:
el león, fuerte entre todos los animales,
que no vuelve atrás por nada;
el ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío;
y el rey, a quien nadie resiste”.
En las dos entradas anteriores, apreciado lector, estuve abordando el proverbio de león. En la primera entrada, hice mención al hermoso andar del león y a la manera cómo se asocia con el caminar íntegro de un creyente delante de Dios y de los hombres. En la segunda, hablé de su fuerza y de cómo ella emerge del reconocimiento de las propias debilidades. Espero que las recuerdes. Si no las has leído aún, te dejo los enlaces a continuación para que te sea más sencillo comprender el tema de manera completa: El hermoso andar del león (primera parte) y La fuerza del león (segunda parte).
En este momento quisiera continuar con la tercera característica del león de la cual habla Salomón en este proverbio: el hecho de que “no vuelve atrás por nada”.
Retroceder
Lo primero que habrá que entender para abordar esta tercera característica es que “caminar hacia atrás” y “retroceder” son dos cosas muy distintas. Hay algunos animales que por su anatomía no pueden caminar hacia atrás, como es el caso de los canguros y los emús. Al contar con características físicas que les impiden caminar hacia atrás, cada vez que desean volver al lugar del cual partieron deben cambiar de dirección y volver a moverse hacia adelante. Creo que esa imagen ilustra muy bien lo que quiero decir: el espacio y el movimiento se conectan para ellos de una manera específica, por lo cual siempre se mueven de frente.
Este no es el caso de león. Sus patas traseras y delanteras tienen una estructura lo suficientemente versátil como para caminar hacia atrás si así lo desearan, por lo cual entendemos que el león tiene un espectro de movimiento muy amplio, que le permite incluso lograr un equilibrio bastante prolongado y cómodo sobre sus dos patas traseras, por mencionar tan solo un ejemplo.
Así las cosas, ¿a qué clase de “volverse atrás” hace referencia el proverbio entonces? Precisamente a un retroceder que está relacionado más con una actitud del león, que con una característica anatómica específica. ¿Me sigues?
“Retroceder” puede entenderse como un “volver hacia atrás en el tiempo o en el espacio”, pero también como el hecho de “abandonar una acción que se ha empezado o un plan o proyecto que se tiene ante la presencia de un obstáculo o un peligro”. Si lees con cuidado esta última definición, entenderás entonces que es en este sentido en el que habla el proverbio: el león es tan fuerte (1), tan poderoso (2) y tan determinado y terrible (3), que no le teme a nada (4), no retrocede ante ninguna fiera (5) y no huye ante nada ni nadie (6). De esto dan cuenta algunas otras traducciones de este mismo segmento de texto del proverbio, veamos:
“el león, el más fuerte (1) del reino animal que no le teme a nada (4);”
Proverbios 30:30 (PDT)
“el león, poderoso (2) entre las fieras, que no retrocede (5) ante ninguna;”
Proverbios 30:30 (LBLA)
“el león, el animal más terrible (3), que no huye ante nada ni ante nadie (6);”
Proverbios 30:30 (DHH)
Determinación
¿Cuál es la fuente de la determinación del león entonces para que, pese a las circunstancias, nunca se vuelva atrás? Déjame hablarte de este asunto al hacer referencia a la manera en que cazan los leones.
Ya habíamos mencionado que la fuerza del león provenía del reconocimiento de sus debilidades en agilidad, peso y altura, ¿recuerdas? Pues bien, estas debilidades les ayuda de igual manera a ser animales muy calculadores, analíticos y determinados al momento de sentir hambre e ir a la caza. En efecto, los leones son expertos en hacer planificaciones logísticas para acorralar a sus presas, puesto que son pacientes para acercarse de manera sigilosa a su posible víctima a menos de 30 metros de distancia. Este acercamiento se hace necesario puesto que no tienen la posibilidad de alcanzar rápidas velocidades como las que alcanzan las gacelas ni otros animales. De igual manera, al cazar trabajan en equipo formando como una especie de abanico alrededor de la víctima de tal modo que no pueda escapar en cuanto se emprenda con determinación el ataque.
Adicional a lo anterior, los leones son pacientes, tranquilos y pasan la gran mayoría de tiempo descansando en los troncos de los árboles. Este reposo les permite estar en muy buenas condiciones físicas para salir a buscar su cena para el ocaso o en las horas de la noche. Las hembras son grandes cazadoras y se entienden muy bien trabajando juntas para alimentar a sus cachorros, en compañía también de los machos de la manada (que bien pueden llegar a comer hasta 30 kg de carne en una sola cacería, con muy buen tiempo de pausas entre bocado y bocado).
En este orden de ideas, la determinación del león no es solo individual sino colectiva, y esto les ayuda a empoderarse y a sentir valor y firmeza a la hora de actuar. ¿Te está diciendo algo todo esto para tu propia vida?
Vive con determinación
Si los leones son determinados para comer en lo natural, ¿qué te impide a ti determinarte para alimentarte a nivel espiritual? Creo que el mensaje que se esconde de fondo en este fragmento del proverbio tiene que ver con el hecho de que como creyentes nos debemos decidir de manera intencional a vivir nuestras vidas con osadía y valor para Cristo. Esa fue la manera en la que Él dio su vida por nuestros pecados en la Cruz del Calvario, y sería muy lindo si nosotros pudiéramos entregarnos a nosotros mismos con convicción completa y total a Él. Por ello, no solo determinemos en nuestros corazones vivir fielmente para su gloria, sino que además busquemos a aquellas personas que han decidido vivir de la misma manera. Si vivimos juntos como hermanos de una sola familia y en armonía (Salmos 133:1), podremos ver grandes cosas suceder a nuestro favor y a favor de los nuestros.
“Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos”.
Salmos 119:10 (RVR 1960)
“Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.
Lucas 9:62 (RVR 1960)
“El Señor El León de la tribu de Judá ha vencido”.
Apocalipsis 5:5 (RVR 1960)
Señor Jesús: concédenos en esta hora la gracia de buscarte con todo nuestro ser, y de todo nuestro corazón. Por favor no nos permitas desviarnos de tus caminos, pues tus sendas son rectas y tus caminos de bendición. Ayúdanos a ser aptos y útiles para tu reino, sirviendo fielmente en la obra para la cual Tú mismo nos has encomendado, sin mirar atrás después de poner nuestras manos en el arado. Vence Tú en medio de las tinieblas de nuestros corazones como el león victorioso de la tribu de Judá que eres y serás. Clamamos para que nos revistas de determinación, osadía y valor para buscarte; y no soltarte nunca. Tú eres verdadera comida y verdadera bebida, así que permítenos ser esforzados para comer y beber de ti cada día. Solo así podemos ser totalmente saciados. En el nombre de Jesús. Amén.
Para finalizar, te comparto un video en el cual puedes tener una imagen más gráfica de la determinación del león. Dios te guarde y te bendiga.
Excelente.
¡Gloria sólo a nuestro Dios! La excelencia es uno de los atributos que más me gustan de Él.
Bendiciones.