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¡Buenos días, apreciado lector!

Me complace saludarte de nuevo en este año 2025. Estuve algo ausente de mi habitual espacio de reflexión “Encuentros con el Padre” porque me concentré mucho en la construcción del informe final de mi tesis doctoral. ¡Ya lo entregué y estoy feliz por eso! Así que, de nuevo, es mi deseo retomar el proceso de publicación de mis textos… esos que nacen de mi tiempo de intimidad con mi Padre celestial (A decir verdad, no he dejado nunca de escribir, sino más bien de publicar… así que para este nuevo año se vienen muchas cositas nuevas en mi blog que no te puedes perder).

Ahora sí, sin más preámbulos, quiero contarte que actualmente tengo el privilegio de servir al Señor desde la rectoría del Colegio León de Judá. Es un colegio cristiano campestre ubicado en un municipio cercano a Manizales llamado ‘Villamaría’. Si bien llevamos trabajando en este sueño 15 años con un equipo de profesionales de mi iglesia local (Congregación Cristiana de Manizales) y ya tenemos algo de experiencia en materia educativa, este nuevo año nos visita con nuevos desafíos. Retos que no solamente enfrenta el Colegio León de Judá, sino el sistema educativo en general en Colombia y en el mundo. Hoy quiero hablarte de algunos.

Según el Ministerio de Educación Nacional, durante el calendario académico anual regular, los niños escolarizados en edad preescolar pasan alrededor de 800 horas en el colegio, mientras que los inscritos en Básica Primaria están allí en promedio 1.000 horas, y los de Básica Secundaria: 1.200 horas. El estudio de crianza moderna realizado por la empresa “Galletas Oreo” en el 2024 revela que los padres colombianos, en promedio, pasan de 2 a 4 horas diarias con sus hijos (lo que calculado en el año equivale a un total de 400-800 horas). Este cálculo tan sencillo, que bien podría ser respaldado por muchos otros estudios que se han realizado a nivel nacional e internacional, nos muestra una dolorosa realidad: y es que cada vez más, los padres pasan una cantidad menor de tiempo de calidad con sus hijos; y los mismos, pasan una mayor cantidad de tiempo en el colegio, con sus amigos o entretenidos en diversos medios de comunicación.

Hasta se habla de una cifra nacional de 74% de padres que siente la necesidad de compensar a sus hijos por el tiempo que no pasan juntos, y lo hacen llevándolos al cine, a parques de diversiones, a paseos o viajes y hasta incluso permitiéndoles pasar más tiempo con sus celulares o videojuegos o televisión, o darles más cosas que les gustan como regalos, juguetes o comida. 

A este cálculo de tiempos de interacción que nuestros niños, adolescentes y jóvenes pasan con sus maestros en el colegio y con sus padres en casa, se le deben sumar otras variables que a todos nosotros como cristianos deberían preocuparnos. Tienen que ver con el aumento de la secularización en colegios autodenominados ‘confesionales’, la enseñanza intencional de ideologías que van en contra de los principios bíblicos que profesamos, y el gran avance que ha tenido la izquierda progresista en adoctrinar, cada vez con más éxito y muy a nuestro pesar, a través de muchas estrategias pedagógicas que se van adoptando de una manera muy sutil en las prácticas cotidianas de jardines, escuelas, colegios y universidades.

En resumen, lo que quiero de fondo decirte, es que hay muchas cuestiones de tipo ideológico, cultural, político y educativo que nos deberían preocupar muchísimo como hijos de Dios, y como padres y educadores de esta generación. Nos tendrían que preocupar mucho, por ejemplo, los altos índices de bullying o matoneo (violencia escolar verbal y física), la enseñanza de la famosa “educación sexual integral” que aleja a nuestros pequeños cada vez más del diseño original de Dios para la familia, y las altas tasas de enfermedad mental, depresión, soledad y suicidio en niños y adolescentes.

Hasta allí, solamente te he mencionado unos pocos datos a nivel nacional y de un solo estudio reciente con relación al tema, pero el asunto en materia de educación cristiana se complejiza cuando miramos otros datos.

ACSI reportó ser la asociación internacional más grande de escuelas cristianas en el mundo, con un total de 25.000 instituciones vinculadas en 100 países. Por su parte, el Vaticano tiene vinculados más 200.000 colegios (74.322 escuelas infantiles frecuentadas por 7’622.480 alumnos; 102.189 escuelas primarias con 35’729.911 alumnos; 50.851 institutos de secundaria con 20’566.902 alumnos). Además, sigue a 2’460.993 alumnos de escuelas superiores y 3’925.393 estudiantes universitarios.

La última estadística de la UNESCO reportaba la existencia de 1.6 millones de instituciones educativas en el 2018; pero su nuevo informe de seguimiento de la educación en el mundo publicado en noviembre de 2024 no da una cifra exacta en este sentido. Suponiendo que haya hoy en día ese mismo número de instituciones, estaríamos hablando de que, en perspectiva, solamente un 12.5% de los colegios del mundo son católicos y solamente un 1.56% de los colegios son cristianos. ¡Estos porcentajes son realmente bajos! 

Lo anterior se traduciría en que de la totalidad de colegios existentes en todo el planeta, solamente un 14,06% de ellos están enseñando la Biblia, que es la verdad absoluta, completa y real que Dios ha inspirado y que nos cuenta su plan de salvación para toda la humanidad. ¡Qué dolorosa realidad!

Sumémosle a las anteriores dos estadísticas una última, que tiene que ver con la persecución de cristianos (en gran parte afianzada por el desbordante crecimiento del sentimiento antisemita y el progresismo woke; por supuesto, como consecuencia de haber abandonado al Señor). 

Según la “Lista mundial de la persecución de cristianos” en su última publicación del 2024, en todo el mundo esta ha aumentado siendo más de 365 millones de cristianos los que sufren actualmente altos niveles de persecución y discriminación por causa de su fe. En el listado publicado por Christianity Today, Colombia ocupa el puesto 34. 

Lo que en últimas quiero decirte, apreciado lector, es que en los tiempos que estamos viviendo, no levantar la voz y no hacer nada con relación a la defensa de nuestra fe, de la educación cristiana y de nuestros niños, están lejos de ser opciones correctas para los que nos llamamos ”cristianos”. La pasividad no es el camino.

¿Qué padre sensato que ve en peligro a su hijo, no se levanta y corre a rescatarlo? Ninguno, ¿verdad? Pues bien, como ningún padre dejaría a su hijo a su merced ni se quedaría quieto al saber que corre peligro, así mismo el Colegio León de Judá no va a quedarse quieto frente a esta batalla cultural que estamos enfrentando… viendo de manera pasiva cómo las cosas simplemente pasan delante de nuestros ojos.

Tengo en mi corazón confesarte algo: no somos perfectos como institución educativa (¡Qué sorpresa!), pero sí tenemos al perfecto con nosotros y también tenemos voz, corazón y pasión por lucharnos la vida de nuestros niños, adolescentes y jóvenes mientras el Señor nos conceda la gracia de hacerlo. Así que, en el contexto de esta guerra contracultural en la que intervienen muchos actores, estrategias y enemigos de nuestra fe, nuestra propuesta educativa sería como una ‘trinchera’ en la que nuestros niños van a ser protegidos de los ataques del maligno.

¿Nuestras armas? Oración, ayuno, intercesión y un equipo de maestros y directivos que ama lo que hace y disfruta mucho de trabajar con los niños y sus familias.

Servir en el Colegio León de Judá me apasiona, apreciado lector. Junto con mi equipo de trabajo, soñamos con proveer el ambiente más saludable y adecuado posible para que nuestros niños, adolescentes y jóvenes puedan realmente tener un encuentro con Jesús. Cada uno de ellos tendrá, por supuesto, que tomar la decisión de aceptarlo como su Señor y Salvador personal. ¡Eso no lo puede hacer ni un colegio ni aún los mismos padres! No obstante, lo que sí podemos hacer como colegio es cuidar, proteger, intervenir, interceder y pedirle al Señor que ellos mismos puedan conocerlo. Aún más, podemos pedirle que tengan la fuerza y la determinación necesarias para defender el evangelio en un mundo que, cada vez más, camina hacia su propia destrucción lejos de su salvador. Te invito a creer conmigo, estimado familiar, amigo y colega que me lees. Cree que realmente es posible formar en nuestros niños un liderazgo generacional y transformacional para la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Esta reflexión, más que hacerle publicidad a mi hermoso colegio (aunque también debo decir que en este momento las matrículas están abiertas y que estamos muy dispuestos a recibirte y a atenderte), es un llamado de atención para ti y toda tu familia. Me gustaría mucho que reflexionaras y te tomaras muy en serio la educación de nuestros niños. Sea que hagas parte de la familia León de Judá o no, es fundamental que este año más que nunca, hagas presencia, te capacites, participes, tengas conversaciones de calidad con tus hijos, levantes la voz, y no sueltes la Palabra de Dios ni a tus niños, por supuesto. 

Hay mucha más información para compartir, así que, si estás interesado en conocer algo más o conversar conmigo, estaré muy dispuesta a hacerlo.

Para finalizar, quiero darte ánimo. Si eres padre, madre, educador, o si tienes niños y adolescentes en casa… esta reflexión es para ti. No desmayes en tu preciosa tarea de llevar a estos pequeños al conocimiento de nuestro salvador Jesucristo; y entiende que, por dura que sea la tarea en ocasiones, es Dios mismo quien te ha llamado a hacerla de manera activa, seria y comprometida.

Largo camino nos espera a todos aún.

A continuación, te dejo esta reflexión en video. La compartí hace algunos días en mi iglesia local. También te comparto algunos enlaces de interés para que te documentes mejor.

Un abrazo y feliz día.

Fuentes

https://www.usccb.org/es/about/public-affairs/backgrounders/la-educacion-catolica.cfm#:~:text=Hay%20cerca%20de%201%2C861%20colegios,católicas%20en%20todo%20el%20mundo

https://www.fides.org/es/news/75542-VATICANO_Las_estadisticas_de_la_Iglesia_catolica_2024

https://www.puertasabiertas.org/es-ES/persecucion/lmp/

Andrea Suárez Salazar

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