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“Tiempo después, el Señor le habló a Abram en una visión y le dijo: —No temas, Abram, porque yo te protegeré, y tu recompensa será grande”.
Génesis 15:1 (NTV)
Piensa en un momento en todas las promesas que Dios te ha hecho durante el tiempo que llevas caminando con Él. Pueden ser 10, 5, 3 o 2 años, o tal vez solamente algunos meses. Sin importar el tiempo, te aseguro que ya tienes una colección de promesas enormes en el baúl secreto de tu corazón. Pues bien, déjame decirte que si ese baúl está lleno, significa que Dios tiene grandes propósitos contigo y quiere concebir en ti a Isaac.
Para entender este asunto de concebir a Isaac, déjame contarte primero un poco acerca de Abram. En el capítulo 15 del libro de Génesis que encabeza la presente entrada, vemos que dice: “Tiempo después”, lo cual evidencia que para ese momento Abram ya había vivido muchas cosas en el Señor. En definitiva, no es un nuevo creyente… como tampoco lo somos tú ni yo. Acto seguido, en el mismo versículo, afirma que “el Señor le habló en una visión y le dijo”, lo cual nos reitera el hecho de que Abram ya había establecido previamente una relación con el Señor y su comunicación era fluida y permanente tanto en palabra como en visión; tal y como sucede contigo y conmigo. En tercer lugar, continúa diciendo: “no temas, yo te protegeré, y tu recompensa será grande”, afirmación que nos lleva a pensar en que tal vez Abram estaba pasando por una crisis de fe y necesitaba ser afirmado por el Señor a través de una promesa. Una vez más, justo como nos pasa a ti y a mí muchas veces, ¿no lo crees?
Para este punto, ya te debe estar quedando muy claro hacia donde voy: Tú eres ese Abram. No eres nuevo en la fe, sabes bien lo que es escuchar a Dios y hablar con él, y en -muchas- ocasiones sientes temor al futuro atravesando por dudas o crisis de fe. Mientras lees esto, quiero que te identifiques con ese Abram y que pienses en las buenas noticias que hoy tengo para ti: Dios quiere embarazarte de Su Isaac. “-¿Cómo es esto?” Te preguntarás. Pues bien, Isaac es símbolo de cada promesa que Dios nos hace, reflejo de propósito y destino para cada una de nuestras vidas. Veamos:
“Abram le respondió: —Oh Señor Soberano, ¿de qué sirven todas tus bendiciones si ni siquiera tengo un hijo? Ya que tú no me has dado hijos, Eliezer de Damasco, un siervo de los de mi casa, heredará toda mi riqueza. Tú no me has dado descendientes propios, así que uno de mis siervos será mi heredero”.
Génesis 15:2-3 (NTV)
Tú y yo hemos recibido grandes cosas de Dios… ¡muchas, muchas, demasiadas! ¿Por qué crees que brota entonces ese reclamo lastimero “¿de qué me sirven todas tus bendiciones si…?”. En verdad ese es nuestro corazón: sin importar cuanto hayamos recibido de Él, pareciera que siempre ‘falta algo’, lo cual evidencia una lucha constante del ser humano con relación al asunto de la fe.
¿Estás preparado(a) para un embarazo espiritual?
“Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Incluso lo llamaron «amigo de Dios»”.
Santiago 2:23 (NTV)
Abraham creyó y le fue contado por justicia. Si tú eres él en este momento y todo de lo que he venido hablando es para ti específicamente, debes tener entonces certeza de esto: en el mismo instante en el que tú creíste de todo corazón que Dios haría aquello que te había prometido, Él concibió en ti a Isaac; por lo tanto… ¡estás en embarazo! Así de simple.
Tal vez te pueda sonar un poco extraño, lo sé… pero es verdad: estás en embarazo. La semilla de la credulidad y de la fe se instaló muy en lo profundo del vientre de tu ser interior y de una manera casi mágica que difícilmente entiendes, se está formando tu Isaac. Así como sucede en lo natural con un embarazo, tu Isaac se está formando poco a poco, sin intervención humana y en oculto.
Isaac ya ha sido fecundado en ti, lo que quiere decir que ya tienes adentro una vida por cuidar: es una promesa que ya existe y solo necesita un poco de tiempo para formarse y dar a luz. ¡Qué precioso embarazo! Solo tómate algunas ecografías y hazte algunos chequeos en el lugar secreto de oración con el Señor, y verás cuán embarazado(a) estás.
Si lo creíste, ya existe; y tal como una madre por mucho que se esfuerce no puede formar ni el más mínimo detalle de su bebé mientras está en su vientre, tú tampoco tienes el poder para formar a tu Isaac dentro de ti. Simplemente no puedes. Solo Dios lo puede hacer: a SU manera, en SU tiempo, en el secreto de SU corazón y según SU voluntad. Tu Isaac (o más bien, SU Isaac en ti) no depende ni dependerá nunca de ti… ¿logras comprenderlo?
Estar embarazado(a) de Isaac es precioso, pero implica a su vez una serie de cuidados espirituales: necesitas hacerte chequeos constantes y alimentarte muy bien de la Palabra del Señor. Debes ser muy cuidadoso(a) de no hacer nada que pueda hacerle mal a tu promesa y asegurarte que, de tu parte, seguirás todas las instrucciones del cielo para cuidarte en tu actual estado de embarazo. Considéralo como una prioridad.
¿Cuánto durará tu estado de embarazo? No lo sé. Pueden ser algunos meses o algunos años. La verdad es que el tiempo no importa. Cuando eres consciente de cuán embarazado(a) estás de las promesas del Señor, lo único que importa es cuidarte mientras ellas se forman en tu vientre, sin tu intervención. Cesa de tus obras. Tus mejores esfuerzos no podrán hacer que tu Isaac se desarrolle en tu interior, así que no hagas nada… no manipules nada… solamente descansa en la certeza de tu estado de embarazo espiritual y en que el momento de dar a luz llegará cuando tu Isaac haya cumplido su tiempo, esté bien formado y pueda salir con libertad a la luz.
Dios te bendiga y te conceda la gracia de entender cómo ha fecundado en ti sus promesas eternas. No tomes ningún abortivo de duda y cuídate. Es el tiempo de hacerlo.
Un abrazo para ti.
Amén! Que hermoso Andre ❤
Gracias por tu comentario, Katte. Cuando el Espíritu de Dios está, todo es realmente hermoso.
Un abrazo.
Amén 🙏❣️
Amén 🙏🏻
Infinitas Gracias Andre!!!
Gracias a ti por leer. Necesitamos alentarnos siempre los unos a los otros.
Un abrazo.