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(Tiempo estimado: 5 – 7 minutos)

Quiero darte un caluroso saludo en este día y comentarte que he decidido publicar en mi blog una de las prédicas que di en septiembre del año pasado a través del perfil de Instagram del Ministerio de Jóvenes de mi iglesia local: Congregación Cristiana de Manizales. Estuve observándola nuevamente a manera de preparación para escribir, y la verdad es que yo misma fui tocada en compasión por las personas al escucharme. Así que, si mi propio video hizo eso conmigo, estoy segura de que a ti también te moverá en compasión por una humanidad que está en medio de un profundo dolor y sufrimiento.

Espero que la disfrutes.

¿De qué manera sufre hoy la humanidad?

“Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el Señor: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron al Señor, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños”.

Isaías 1: 2-7 (RVR 1960)

Así como lo declara el libro de Isaías, hoy en día todos los seres humanos tenemos nuestras cabezas enfermas y nuestros corazones dolientes. Por ello, permíteme contarte rápidamente acerca de nueve áreas en las que la humanidad está sufriendo actualmente tanto en su cuerpo como en su mente y en su corazón:

  1. Éxodos humanos y desplazamientos forzados: estas movilizaciones masivas de gentes se dan normalmente por causa de la violencia, el crimen organizado y las deportaciones. Países como Colombia, Perú, Guatemala, Brasil, México y Venezuela atraviesan por dolorosos episodios de movilizaciones humanas; lo cual implica una condición de vulnerabilidad, violación a los derechos humanos, mendicidad, explotación laboral, xenofobia, entre muchas otras consecuencias sociales adversas.
  2. Pérdida de vidas humanas: las muertes no solamente se dan por COVID-19, sino también por factores a los cuales no se hace mucha referencia en los medios de comunicación (abortos, enfermedades infecciosas, cáncer, enfermedades mortales en niños menores de 5 años, tabaquismo, alcoholismo, accidentes de tránsito, suicidios, malaria, asesinatos, entre otras). Adicionalmente, estamos frente a un panorama de “muerte mala”; esto es, un tiempo en el cual se vive la experiencia de la pérdida del otro sin ritualización.
  3. Consumo de drogas: los índices de consumo de narcóticos como la marihuana, las anfetaminas, la cocaína, el crack, el LSD, las sustancias inhalables, los alucinógenos y muchas otras, se ha incrementado notablemente en estos últimos tiempos, cobrando la vida de muchos adolescentes y jóvenes en diversas latitudes del mundo.
  4. Confinamiento social y aislamiento: unido a lo anterior, el encierro ha incrementado los problemas socioemocionales de toda la población como el tedio, la ansiedad, la depresión, la pereza, la irritabilidad y la violencia intrafamiliar.
  5. Pobreza: cada día se precarizan con mayor severidad las condiciones y la calidad de vida humana (por ejemplo, se calcula que hay actualmente alrededor de 72 millones de niños que viven en pobreza en América Latina, de los cuales por lo menos 2,7 millones no cuentan ni siquiera con un registro de identificación legal en su país de origen).
  6. Necropolíticas y nuevos sistemas de poder y control poblacional: el establecimiento de medidas de seguridad global afecta paulatina y progresivamente la gobernabilidad de las naciones, la capacidad de respuesta social y política frente a las dificultades y agudiza la inequitativa redistribución de las riquezas en el mundo.
  7. Deserción escolar y violenta virtualización del sistema educativo: la educación se ha hecho forzosamente virtual y aislada, lo cual ha afectado la subjetividad y la experiencia humana como ser social. Se ha evidenciado con mayor claridad el adultocentrismo y han emergido familias multitareas que deben sobrevivir entre una cantidad de retos impensables como trabajar, estudiar, acompañar a los hijos en casa, etc. El aprendizaje se ha basado más en tareas que en procesos, lo que conlleva a pensar un panorama educativo desde y para la incertidumbre.
  8. Guerras: habitamos un mundo de progresivos e ineludibles enfrentamientos visibles e invisibles de intereses, frialdad e inhumanidad. Estamos en medio de una guerra biológica que no tiene apariencia de guerra, pero que se disputa tras bambalinas el comercio, el capital y el poder, en detrimento de los derechos humanos y la dignidad de la vida de las personas.
  9. Infodemia: como si todo lo anterior fuese poco, existimos en un mundo de desinformación increíble. Nos aturden las fake news y nos saturan la mente los medios y las redes sociales, a tal punto que es difícil entender la realidad con claridad y acercarnos a ella de manera objetiva.

Podría mencionar muchas otras cosas acerca de estos nueve temas y mis muchas palabras se quedarían cortas. En sí mismo, cada problema es un universo de estudio y de profundo dolor humano que golpea a su vez el corazón de nuestro Padre Celestial.

Una decisión

Ese ser humano que sufre y está sumido en un profundo dolor por causa de su propia iniquidad tendrá que tomar una de las siguientes dos decisiones:

  • Decide arrepentirse de su maldad y volverse completamente al Señor.

“Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”.

Proverbios 23:26 (RVR 1960)
  • Decide darle la espalda al Señor y endurecer su corazón completamente.

“Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”.

Efesios 4:18 (RVR 1960)

La verdad es que hay muchos seres humanos que quieren realmente darle al Señor su corazón, pero no saben ni siquiera qué hacer o cómo empezar. Adicionalmente, hay muchos creyentes que ya decidieron entregarle su vida al Señor, pero en este momento de crisis y dolor están pasando por duras pruebas de fe, dudas, soledad y confusión. ¡Qué panorama tan doloroso! ¿Qué decisión piensas tomar tú?

El lugar de la iglesia

¿Dónde está la iglesia de Dios en estos tiempos tan turbados? En otras palabras… ¿dónde estás tú? y ¿dónde estoy yo? Pienso que lo más sensato es preguntarnos acerca de nuestro rol como iglesia, para lo cual la pregunta sobre si realmente hacemos parte del cuerpo de Cristo se hace más que necesaria.

“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”.

1 Corintios 12:12 (RVR 1960)

¿Lo ves? Si realmente tú haces parte del cuerpo de Cristo, entonces tendrías que ser capaz de sentir el dolor y la aflicción por la cual están pasando tus hermanos. Tendrías que sentir compasión por ellos, así como Dios se mueve en compasión por ellos y por ti mismo.

¿Sientes compasión por las personas?, ¿te preocupas acerca de su dolor y de sus angustias?, ¿los acompañas cuando están pasando por pruebas o por dificultades?, o por el contrario, ¿tienes un corazón apático y frío cuando te hablan acerca de sus situaciones difíciles?, ¿tiendes a minimizar el dolor ajeno y a maximizar el tuyo?, ¿dices con frialdad “¡qué pesar!” , pero no los llamas, no estás pendiente, no oras por ellos y con ellos, no les envías un mensaje ni les haces sentir tu cariño y compañía?

Déjame decirte algo: si tú dices que eres miembro del cuerpo de Cristo, pero no sientes ni haces ninguna de estas cosas, tal vez te estés engañando a ti mismo y no sepas muy bien de qué Dios hablas, porque no lo conoces realmente.

“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”.

Efesios 1:4-6 (RVR 1960)

Mi invitación final sería entonces a que camines conforme como es digno de tu llamado en Cristo, como lo dice el libro a los efesios. Pídele al Señor que puedas salir de tu egoísmo y tu burbuja de seguridad y comodidad. Suplícale para que te dé su corazón y así puedas identificarte con el dolor ajeno y sentir verdadera compasión por tus hermanos, así como Dios es compasivo con todos. Él tiene el poder y el deseo de vertir en ti su naturaleza compasiva, y está esperando a que tú se la pidas de manera sincera.

Un abrazo con cariño y muchas bendiciones para ti.

– – – – –

A continuación te comparto el video de la prédica. Espero que sea de bendición para tu vida.

Andrea Suárez Salazar

8 Replies to “Dios compasivo”

    1. Gracias por tu comentario, Katte. Que Dios se siga glorificando en mí, en nosotras, y en todo lo que Él mismo nos permita hacer.

      Un abrazo.

  1. André, gracias por compartir estas palabras llenas de amor y bondad. Todos tenemos dificultades y en ocasiones nos olvidamos del otro. Un abrazo!

    1. Si, Jose. Tienes razón. Necesitamos recordar a los otros y ser canales del amor y la compasión de Dios para ellos. Sea Él mismo enseñándonos la manera en que se vive esta realidad.

      Un abrazo para ti y gracias por tu comentario.

  2. Andrea gracias por esas palabras y las bendiciones. Me llego al corazón todo lo que escuche. Y sobretodo fue muy clara en la lección que hoy aprendí. Estoy sorprendida la forma tan clara y convincente para llegar a nosotros. Dios la bendiga. Feliz noche.

    Aún me quedan muchas cosas por aprender y sobretodo ponerlas en práctica.

    1. Muchas gracias por el comentario, tía. Me alegra que mis publicaciones estén siendo de bendición para su vida y la de toda su casa.

      Un abrazo.

  3. Gracias Andreita por esta enseñanza que es necesaria y edificante en estos tiempos de dolor, no solo para aquellos que aún no están en el pueblo de Dios sino también para su iglesia.
    Que lo apremiante de las dificultades no nos haga perder de vista el propósito para cual hemos sido llamados como cuerpo de Cristo.

    1. Tienes razón, Bivi. Es un tiempo de mucho dolor para la humanidad y necesitamos de manera permanente la presencia y el consuelo de nuestro buen Dios.

      Un abrazo y muchas bendiciones para ti.

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