¿Por qué razón habría de exaltarme?
o ¿de qué cosa habría de gloriarme?
De NADA.
Bueno sí: de una cosa sí, de esta me glorío:
¡que tengo lágrimas y rodillas
y en definitiva, en mí no confío!
.
Que la universidad y la rectoría.
Que el doctorado y sus relatorías.
Que el ministerio, compromiso serio.
Que el colegio, la familia…
¡Todo, oh Dios, de altísima valía!
.
Y tiembla adentro el alma mía:
“¿Dónde quedas Tú, Jesús?”
Dime Tú: “¿Tú dónde quedas?”
Por allá recóndito
y bien escondido
en una hora estrecha,
agenda mal hecha;
en una hora absurda,
la melancolía;
en mi mirada burda,
¡triste alma curda!
.
¿Y el cansancio?
Sentimiento odioso.
Se hace pernicioso.
Aparece el necio
siendo peligroso.
.
¡Estoy horrorizada, Señor!
Le he servido al mundo y a muchos señores.
Viviendo en este terrible vaivén
le he corrido al muerto, al cojo y al enfermo.
Sin darme cuenta -y tal vez sin querer- Señor,
que he caído profundo y en tristes dolores.
He desechado el consejo, tu paz y tu bien,
detrás de nada… perdiendo el aliento 😭.
.
¡Fuera de mí: autoreconocimiento!
¡Adiós la locura y toda mi rebeldía!
¡Odioso silencio… oh, tonto lamento!
¡Fuera de mí!
¡Descansa ya, oh, alma mía!
.
Y en medio de todo, aquí tu voz
aquí en este desierto,
diciéndome al oído:
“¡Fuera hoy todo tu lamento!
Soy YO tu maestro, tu amado, tu guía.
Soy YO tu Padre, oh, mi linda hija!
.
No luches más, preciosa vasija.
YO te estoy formando y esto toma tiempo.
YO te estoy haciendo como una obra prolija.
No te golpees tanto ¡Cese tu tormento!”
.
¡Gracias, Padre, por tu armonía,
tus versos, tus cantos: dulces ambrosías!
Si hay en mí algo de poesía…
es tuya, Señor… ¡obvio que no es mía!
.
Te exalto y me levanto.
Te alabo y a ti canto.
Me hablas al oído,
borras mi argumento.
Con un toque suave
detienes mi sufrimiento.
.