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Victoria

(Tiempo estimado: 4 – 6 minutos)

“¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!”

1 Corintios 15:57

Lo sé. El título de esta nueva entrada de mi blog parece ser algo contradictorio, especialmente en una fecha que marca el final de un año que trajo consigo tantas dificultades como este 2020. Terminar un tiempo de encierro en gozo y victoria pareciera ser algo imposible, pero a la verdad no lo es. De hecho, es el título perfecto para invitarte a meditar en lo que fue este año para ti, y de paso, celebrar el segundo aniversario de mi blog.

¡Sí! es el segundo año que cumplo publicando muchos de mis textos personales y permitiéndote a ti, apreciado lector, conocerme de una manera diferente. Más allá de eso, la verdad es que mi más grande anhelo desde que comencé a publicar ha sido provocar en ti el deseo de tener muchos encuentros profundos con el Padre. Esa es la gran fuente de amor que todo ser humano necesita y en la cual debe aprender a sumergirse permanentemente para que este mundo no lo enloquezca -como parece decidido a hacerlo en estos últimos meses-.

“¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan”.

1 Corintios 9:24

Una victoria hace memoria del hecho de vencer en una competición o una lucha, lo cual trae consigo una gran alegría. Es una sensación de plenitud y satisfacción increíble por el haber logrado obtener un galardón después de una prueba que supuso gran dificultad o esfuerzo; de ahí que sentirse victorioso es algo en lo cual el ser humano se deleita de manera natural, no forzada.

Así es como me siento al finalizar este año: victoriosa. He corrido y competido, de tal modo que pueda obtener el gran premio, que se llama Jesucristo. Este confinamiento supuso para mí dificultades personales y retos, pero no solamente me sustentó de manera poderosa la gracia inmerecida de mi buen Dios, sino que además pude vivir, solamente en Él, grandes victorias de confinamiento. Descubrí que mi casa puede recorrerse de muchas maneras pese a su tamaño y encontré en mi familia y amigos nuevas formas de ser leídos e interpretados. Por supuesto, no todas las rutas de mi casa y las lecturas que hice de mis seres queridos fueron las que hubiese querido descubrir o hacer, pero la verdad es que le debo mucho a esta reclusión obligatoria y a los muchos tiempos de soledad.

En efecto, mis mejores victorias tienen que ver con haber vivido tantas experiencias a solas con el Señor. Él hizo de mi encierro el motivo para escondernos del mundo, para hablar de muchos temas de los cuales no habíamos conversado y para sanar las heridas de mi corazón roto por desilusiones y tristezas del ayer. Pasar tiempo con papá ha sido muy valioso para mí, y muy divertido a la vez. Saber que disfruta de las pequeñas cosas y que hasta lo más insignificante de mi vida le parece codiciable, es algo realmente increíble. Adicionalmente, como si todo lo ya dicho fuera poco, pude trabajar de manera regular, participar en muchos eventos virtuales, escribir mucho, planear nuevas ideas y hasta comenzar a estudiar nuevamente de manera formal, como siempre me ha gustado. ¡Tantos motivos por los cuales dar gracias! ¡Tantas razones para renovar las fuerzas y seguir deseando correr por más el año que viene!

“Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús”.

Filipenses 3:14

¿Qué hay de ti?

El año está por terminar y me gustaría invitarte a hacer un alto en el camino, como lo estoy haciendo yo en este preciso momento, mientras escribo. ¿Cómo estuvo para ti este año? ¿Qué victorias tienes para contar de este tiempo de confinamiento? ¿Terminas este año en victoria, o por el contrario sientes como si lo hubieses perdido?

Creo que lo más sensato en este momento es que tú mismo te hables la verdad y vengas delante del Señor con esa verdad, al desnudo, como lo hemos venido escuchando en este último tiempo. Si tienes motivos para agradecer por este año que pronto termina, entonces agradece; y si tienes una colección de dolores o frustraciones por lo que quisiste hacer y no hiciste, entonces háblale al Señor de manera sincera con relación a cada cosa, arrepiéntete, confiésate y permite que nuestro Dios te saque todo lo equivocado que hay en ti antes de que el año termine. Aún hay tiempo.

No tienes porqué empezar el próximo año de la misma manera en que viviste este. Tu próxima estación puede ser como la primavera o el verano; y solo depende de ti y de tu actitud frente a ti mismo y frente al Señor. Mientras tengas vida, tienes esperanza; de modo que te invito a hacer un balance de tu año ahora mismo y a preguntarte acerca de lo que quieres del mañana para ti, en Cristo.

“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”.

Hebreos 12:1

¿Quieres en realidad correr con perseverancia la carrera que tiene por delante Dios para ti el próximo año? Si es así, quiero proponerte un reto. Es un ejercicio que he hecho a lo largo de los últimos meses y creo que puede ser un ejercicio especial para que cierres este año en victoria.

Toma un cuaderno o agenda y escribe por título: “Mis victorias de confinamiento”. Haz una lista de todas las cosas que hiciste a lo largo de este año que traen alegría a tu corazón. Por ejemplo, puedes incluir tus logros académicos, laborales, económicos o familiares. Puedes escribir acerca de las personas que lograste perdonar este año, o las relaciones interpersonales que fueron restauradas. ¡Puedes escribir lo que quieras! Al fin y al cabo, es una lista de tus victorias; y es algo entre tú y el Señor que juntos sabrán cómo hacer. ¿Te parece? No te pierdas la oportunidad de encontrarte con tu Padre y agradecerle por todas las victorias que te permitió tener. Por supuesto, puedes expresarle también las victorias que aún no has tenido, pero que te gustaría tener el próximo año. Recuerda que la carrera continúa, y solo los valientes son quienes deciden seguir adelante para lograr asir el premio mayor, que es Jesús mismo instalado en sus vidas.

También podrías compartirme algunas de tus victorias aquí, en los comentarios. Sería lindo conocer parte de esa vida en victoria que el Señor te está dando, para que mutuamente podamos edificarnos.

Un abrazo para ti y Dios te bendiga.

“Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento”.

2 Corintios 2:1

Andrea Suárez Salazar

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