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Quiero darte un caluroso saludo deseando que la reciente serie “Grito por la vida” en la que he venido trabajando hace algún tiempo esté siendo de mucha bendición para ti. He comenzado ya la última etapa de mi trabajo en la que pretendo continuar con mi reflexión sobre el asunto del suicidio, pero esta vez desde una perspectiva educativa. Como bien sabes, soy maestra; y como tal, pienso con mucha frecuencia en estos asuntos que están destruyendo miles de vidas y de familias alrededor del mundo. Al restarme pocas entradas de esta serie, te anuncio de antemano una publicación un poco académica.

Las enfermedades físicas, la depresión, la soledad, el desencanto por la vida, los problemas familiares, las dificultades para consolidar la identidad y el carácter, así como la dificultad que tienen algunas personas para participar en diversos grupos sociales, son tan solo algunas de las amenazas que pueden llevar a la persona a despersonalizarse y finalmente suicidarse, como lo he ya tratado en mis anteriores publicaciones. Frente a este panorama, profesionales de la salud y de la educación no podemos quedarnos quietos (¡Heme aquí deseando fervientemente una educación que grite alegre por la vida!)

Varios estudios internacionales reportan que la mayoría de suicidios se registran en personas entre los 9 y 19 años, siendo Canadá, Estados Unidos y Japón, tres de los países con índices más altos de muerte por suicidio. Desde la década del 80, el suicidio ha sido la segunda causa de muerte más común en los niños y adolescentes canadienses, y la tercera en los Estados Unidos de América. Japón también registra las menores edades con tendencia suicida en el mundo, llegando hasta la edad preescolar entre los 3 y 7 años.

Colombia no se queda atrás, pues registra igualmente cifras tristes e impactantes. Siento un profundo dolor al pensar en los 592 casos de suicidios reportados por Medicina Legal en nuestro hermoso país entre los meses de enero y marzo de este año 2019, de los cuales 77 fueron menores de edad. Te estoy hablando de una verdadera tragedia social y honestamente ya no quiero seguir cuantificando más este dolor al contarte acerca de mis recientes lecturas con estadísticas tan desesperanzadoras. Ni siquiera podría dimensionar lo que siente nuestro amado Padre con esta realidad tan cruda y terrible.

¿Qué hacer?

Habíamos hablado que el “hacerse persona” es hacerse desde dentro y también desde afuera; pero en un compromiso intencional conmigo mismo y con los otros: yo soy consciente de la importancia de vivir mi propia vida con propósito en Cristo, y también tengo a Dios quien me guía en la tarea de ayudarle a otros a encontrar su propósito en Él y vivir para su Gloria en esta tierra de una manera también intencional.

Un problema de amor

De fondo percibo un problema de amor en medio de nuestro sistema educativo colombiano. Nuestros educandos presentan síntomas de falta de amor propio, de amor por la vida, por el mundo, por todo… y la verdad es que donde no hay amor no está Dios, no hay gozo, ni esperanza, ni encanto, ni paz, ni consuelo, ni nada. Nada.

Por eso es que pienso que todos los educandos deben sentirse amados primero. No solamente porque el amor contribuye a la consolidación de una identidad con propósito en Dios, sino también porque, además, favorece notablemente los procesos de aprendizaje y movilización de conocimientos de manera permanente. Con toda honestidad, me atrevería a decir que un maestro que no ame primero a sus educandos no sirve y bien harías tú, si lo eres, en comenzar a encender el amor en tu día a día, mientras educas. Recuerda que si tu verdadera fuente de amor es nuestro Señor Jesús, él nunca se agotará y no podrá ser apagado por las muchas aguas:

Cantares 8:7a (RVR 1960) 
"Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos". 

Lo que deberíamos buscar es la naturalización del amor al interior de la vida escolar. Con esto lo que quiero decir es que pensar la educación desde su estructura instrumental y funcional es muy importante y prioritario; no obstante, debe ir más allá e impactar el interior de nuestra educación. Formar a otros debe ser más un “romance” y no únicamente un proceso de producción de sujetos pensantes. El amor educa para la vida, el mundo y la sociedad, también educa en conocimientos y diversas destrezas; y por si fuera poco, afina el carácter. Por estas razones es que el amor no puede ser entendido a la ligera: implica cariño y dirección; pero también templanza, exigencia y mucha disciplina. Los educandos deben aprender a gritar alegres por una vida con sentido y esta solo es posible a través del reto, la dificultad y el problema. Dios nos lo enseña en Su Palabra de una manera muy especial:

Hebreos 12:6 (RVR 1960)
"Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo". 

Van Manen lo expresaba bellamente en su libro Researching Lived Experience (Investigando la experiencia vivida): “Cuidar es servir y compartir nuestro ser con aquel que amamos. Deseamos conocer de verdad la naturaleza de nuestro amado”; con lo cual quería expresar que cuando uno ama a una persona, lo único que se quiere saber es lo que en esencia contribuye para que esa persona sea feliz y plena en su vida. Así que de entrada, el sentido que guía la acción es una voluntad pedagógica. Esta voluntad implica el ser y el permanecer sensible al otro que está siendo educado todo el tiempo, buscando la particularidad de su ser como persona, mientras se orienta y de manera paralela, se descubre.

Educación formativa

En su libro Cómo prevenir la soledad, la depresión y el suicidio en niños y jóvenes, Miguel de Zubiría presenta un claro contraste entre la crianza permisiva, la crianza represiva y la crianza formativa, sendas posturas tomadas de la manera en la que piensan los padres de familia sobre la educación de sus hijos. En primer lugar, la crianza permisiva es concebida por padres de familia que buscan prodigar el mayor bienestar posible a sus hijos, procurando evitarles dolores y sufrimientos en la vida. En segundo lugar, la crianza represiva pretende infligir dolores y sufrimientos al mismo tiempo que darles el menor bienestar posible a los hijos; y en tercer lugar, la crianza formativa, que enseña a enfrentar dificultades y propicia a su vez un ambiente sano de formación y justo bienestar.

Proverbios 22:6 (RVR 1960)
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. 

En concordancia por lo propuesto por Zubiría, estaría de acuerdo igualmente con el término educación formativa; pues es una manera de ver la educación formal como el aporte a la primordial educación en casa cuya responsabilidad es de los padres. A mi modo de ver, una verdadera educación formativa tendría que basarse esencialmente en el amor y amor en exigencia; pues una persona que no se siente amada ni aceptada difícilmente tendrá una segura, confiada y firme conexión con la vida (que es justamente la razón por la cual he venido gritando estos últimos meses).

Así que si eres maestro, ¡ánimo! ¡Haz que tus estudiantes griten alegres por la vida! Y si no trabajas en el sector educativo, de seguro tú mismo puedes estar gozoso hoy por tu vida y contagiar a otros de esa alegría renovada en tu corazón. Deja que Cristo sea quien te saque una súper sonrisa con propósito todos los días de tu vida.

¿Quisieras compartir conmigo algunas formas de gritar alegres por la vida? Me gustaría saberlas.

Dios te bendiga.

Andrea Suárez Salazar

12 Replies to “Una educación que grite alegre por la vida”

    1. Gracias por tu comentario, Tatiana. Es verdad. Ser agradecidos por todo lo que tenemos y por la gran bondad de Dios para nosotros cada día es una forma de gritar alegres por la vida.

      Un abrazo.

      1. Agradece a Dios, por lo que eres, tienes y puedes lograr. Asimismo, hazlo por las dificultades, los problemas y enfermedades que tienes. Agradecer por todo, es una forma de gritar por la vida. Solo Él sabe lo beneficioso de cada logro o problema que se te presenta en el camino.

        1. Muchas gracias por tu comentario. Es cierto que debemos agradecer por todo y en todo momento. Que Dios nos conceda la gracia de hacerlo siempre.

          Un abrazo y que Dios te bendiga.

  1. “cuando uno ama a una persona, lo único que se quiere saber es lo que en esencia contribuye para que esa persona sea feliz y plena en su vida”… Una forma de gritar por la vida es demostrando ese amor con acciones, demostrando a los que están a nuestro alrededor que son importantes e interesandonos por ellos como personas y dándoles la oportunidad de expresar lo que sienten pero si yo no te ti amor, ¿Cómo puedo amar?.. Dios muestra su amor por nosotros, en que siendo pecadores Cristo murió por nosotros! ROMANOS 5:8… Por eso muchos no pueden amar y es sencillamente porque no conocen el verdadero amor.!.. Gracias

    1. Hola César,

      Muchas gracias por compartirme una forma tan preciosa de gritar alegre por la vida: el amor. Que Dios nos ayude a amar de manera profunda y sincera, a servir con toda diligencia en medio de su pueblo y a entregarnos de todo corazón a Él y a su amada iglesia, siguiendo el ejemplo perfecto que nos es dado en Jesús.

      Un abrazo y que Dios te continúe llenando de sabiduría.

  2. Andre, con respecto a tu pregunta pienso que, aunque no soy maestra titulada, sí soy mamá que implementa home school con sus hijos pequeños; y en mi experiencia como madre-profe he descubierto que tengo el gran privilegio y la autoridad sobre mis hijos-alumnos para inculcarles con mucha vehemencia y efectividad amor por la vida, por el aprendizaje, por las personas y principalmente por nuestro precioso Dios. En mi caso, la maternidad ha sido la mejor forma de modelar amor y alegría a mis dos pequeños ciudadanos celestiales en medio de esta sociedad carente de motivos para vivir. Espero que esto motive a otras madres que en su rol cotidiano parecieran perder de vista la importantísima labor que hacen día a día en sus hogares con sus hijos. Te agradezco mucho por este espacio que abres para la opinión de los demás. Dios te continúe bendiciendo y guiando.

    1. Hola Lore,

      Muchas gracias por compartirme parte de esa sabiduría de tu rol como mamá-profe que desconozco. Es muy especial todo lo que compartes acerca de esa hermosa tarea y responsabilidad que tienen los padres con relación a la educación de sus hijos, especialmente en medio de una sociedad que, como bien dices, está tan carente de motivos para vivir. Me sorprende la manera en la que ha logrado el enemigo entenebrecer el entendimiento de tantas personas hoy en día, hasta el punto de hacerles sentir que hay más razones para morir que para vivir. De igual manera, agradezco a Dios por personas como tú, que entienden la importancia de vivir gritando alegres por la vida y que ministran esta realidad a sus hijos educándolos en amor y para la Gloria de Dios en esta tierra.

      Dios te bendiga y un abrazo.

  3. Si esa es nuestra misión como Padres Maestros; hacer q nuestros hijos y estudiantes griten alegres por la vida.

    1. Hola Roci,

      Así es. Que Dios nos ayude en este hermoso proceso de ser educadores. ¡Qué gran reto y responsabilidad tenemos!

      Un abrazo y bendiciones.

  4. Un día no planeado Dios trajo un pequeño a nuestro camino… la verdad debo ser sincero, no es emocionante ser padre, pues tu piensas en todo lo que vienen encima y la verdad no da felicidad. Pero vivirlo es otro tema, y soy consciente al pasar los años de que el amor de Dios ha venido por medio de mi hijo Samuel. Hoy siento que he aprendido a ser mejor persona y que el tiempo que comparto en familia me llena el corazón.

    Todos los días siento mayor gratitud con el Colegio León de Judá y con sus docentes, quienes con sus enseñanzas y su amor han hecho de nuestro peque una gran persona.
    Solo tiene 9 añitos y me siento asombrado con la educación en casa, uno se preocupa por cosas materiales, pero verlos sonreír, saltar, sorprenderse y llorar entre muchas otras cosas me tienen realmente agradecido por el Padre que tengo.
    Anímate, ser padre es una aventura que debes vivir, pero con Dios se hace un deleite.

    1. Hola Germán,

      Me alegra que estés disfrutando de la preciosa tarea de ser esposo y padre de familia. ¡Qué gran regalo te ha dado el Señor a través de la vida de Samuel! Que nuestro buen Dios lo siga cuidando siempre y te conceda la gracia de ser un padre que ama y forma en amor, como Él mismo lo hace con cada uno de nosotros.

      Un abrazo,

      Andrea

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