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Vamos a hacer de cuenta, por un solo momento, que adquiriste un tiquete de avión para viajar a otro país a finales del año 2017. Lo has guardado y protegido mucho durante este tiempo y justo a finales de este 2019 vas al aeropuerto el día y la hora indicada en el tiquete para tomar el vuelo. Estás haciendo tu fila para hacer check-in y la persona que te atiende te dice: “Disculpe, el tiquete que usted me está mostrando corresponde al año 2017 y este año es el 2019. Usted no puede volar con este tiquete”.
Recuerda que has guardado y protegido este tiquete durante mucho tiempo, pero tanto la fecha como la hora y el número de vuelo que aparecen registrados en dicho documento hacen parte ya de tu pasado. No puedes, por mucho que te esfuerces, convencer a nadie de la aerolínea para permitirte viajar con ese tiquete.
Ya definitivamente no viajaste en el momento indicado. No utilizaste tu tiquete. Su vigencia expiró y simplemente no podrás viajar ahora, a menos de que compres uno nuevo que aplique para este año.
He conocido personas que son como pasajeros haciendo fila en el counter de una aerolínea espiritual que “promete” llevarlos al cielo con un tiquete a la eternidad cuya vigencia ya expiró. Me refiero a personas que conocieron acerca de la Palabra de Dios, hicieron una oración de fe en algún momento de su vida y tal vez tuvieron -o tienen aún- prácticas religiosas de alguna manera piadosas delante de Dios; pero que no se han percatado de que tienen un tiquete que no les sirve. ¿Qué quiere decir esto?
Dame la oportunidad, apreciado lector, de explicarte toda la escena que te estoy describiendo, y abre tu corazón para el mensaje que el Señor tiene para ti hoy.
Nuestro tiquete
Quiero aclararte algunos asuntos en los cuales he meditado sobre la metáfora de tomar un vuelo a la eternidad, desde la misma Palabra de Dios. En primer lugar, déjame recordarte que el único y verdadero “tiquete” que tenemos de regreso al corazón del Padre por siempre y para siempre se llama Jesucristo. No hay otra forma de tomar ese vuelo, lo cual se evidencia en la declaración que hace el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo en una de las cartas que lleva su nombre:
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.
1 Timoteo 2:5 (RVR 1960)
La supremacía de su nombre y de su vida mientras fue hecho carne y habitó entre los hombres son el único medio por el cual nuestras vidas pueden regresar a Dios. Así como no es posible viajar por ninguna aerolínea mostrando únicamente nuestra cédula de ciudadanía o nuestra licencia de conducción o nuestro carnet de EPS, no hay ningún otro documento válido mediante el cual podamos viajar de regreso al Padre, sino Jesucristo mismo. Él es nuestro único tiquete a la eternidad: supremo, poderoso y sempiterno.
En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación.
Tito 2:11 (NVI)
Ahora debes recordar que no hay forma alguna en la que puedas comprar ese tiquete. Su valor es tan alto y tan sublime, que no le es dado a los hombres “comprarlo”, sino “recibirlo”. Su valía supera en una dimensión tan alta a la capacidad humana, que sería sencillamente imposible pagarlo, y por ello mismo es que Dios ha decidido otorgarlo a la humanidad de manera gratuita, por gracia.
Nuestro tiquete, que es Jesucristo mismo hecho pedazos en la Cruz del Calvario, es el único mediante el cual podemos recibir salvación eterna de manera inmerecida y gratuita.
Nuestra ruta de vuelo
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6 (RVR 1960)
¡Qué precioso es que Jesús no solo sea mi tiquete, sino también mi ruta de vuelo, mi camino de vuelta al Padre!
Nótese que Jesús afirma: “Yo soy el camino” , y no “un camino”. Este artículo definido “el” hace bien la claridad de que no hay varias rutas de regreso, sino una sola: una única ruta de navegación, que es Él mismo. Algo así como sucede en lo natural con aquellos lugares poco turísticos a los cuales viaja únicamente una aerolínea, con un único vuelo a unas únicas horas y fechas específicas. No tenemos más caminos ni rutas de vuelo, salvo Él mismo.
Nuestra aerolínea
Ahora piensa en esto: todo avión necesita de una aerolínea o empresa encargada de gestionar sus operaciones de transporte aéreo. Normalmente nos acercamos a ellas, consideramos sus servicios y con base en nuestras necesidades y preferencias, decidimos o no, comprar un tiquete con alguna de ellas. Confiamos en que su oferta de servicio nos llevará con bien a nuestro destino y delegamos toda la gestión administrativa del proceso a su nombre, ¿no es así?
Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
1 Pedro 5:10 (NVI)
Pues bien, en nuestra vida cristiana necesitamos entender que nuestra aerolínea es el Padre -Dios mismo-; y no hay forma en que nos podamos acercar a Él sin que Él no se acerque primero a nosotros. Él es nuestra aerolínea… quien nos llamó a su gloria eterna en Cristo y nos promete un servicio óptimo de restauración plena y total a nivel físico, emocional y espiritual (“nos hará fuertes, firmes y estables”).
Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
Juan 6:44 (NVI)
Nuestra aerolínea, el Padre, sabe muy bien lo que necesitamos; por eso nos atrae a sí dándonos el precioso e inmerecido tiquete de regreso a su corazón a través de Jesús macerado en la Cruz; y como si fuera poco, nos garantiza que en Él, en Jesús, seremos resucitados en el día postrero. ¡Wow!
Nuestro destino
Nuestro destino es el cielo, así de simple. El Reino de Dios manifestado en todo poder y toda gloria, como nunca jamás podríamos imaginarlo en nuestra mente mientras estamos sujetos a esta limitada naturaleza corpórea y terrenal.
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Mateo 25:34 (RVR 1960)
Por todas estas cosas, apreciado lector, es que de algún modo siento la urgencia de invitarte el día de hoy a que alinees tu vida nuevamente delante del Señor, si es que has tenido ligeros “desvíos” en tu ruta de navegación espiritual. No seas como aquel pasajero descuidado e insensato que cree que guardando un tiquete cuya vigencia expiró, podrá viajar con éxito hacia su destino.
La obra que Cristo hizo en la Cruz tendrá una vigencia eterna e incorruptible, por supuesto; pero tú deberás asegurarte de que en “tu propia vida” esa obra esté vigente y latente siempre.
Esfuérzate en la gracia y en que la sangre del precioso cordero que dio la vida por ti se sienta aún fresca en tu vida día y a día; que la vigencia de ese inmerecido tiquete sea renovada permanentemente y esté siempre lista para el día en que te presentes al counter de la aerolínea del Padre y puedas viajar sin problemas de regreso a su corazón.
No trates de buscar otros caminos o rutas de navegación. Ninguno de tus mejores esfuerzos sirven para agradar a Dios y acercarte a Él. Simplemente permite que su aerolínea te llame, recibe su tiquete gratuito en total humildad, asegúrate de mantener su vigencia actualizada en oración y meditación de la Palabra, y disfruta de la ruta de navegación que Él trazó para ti hasta que seas levantado en gloria en tu verdadero destino y dirección: el cielo.
¿Está vigente hoy tu tiquete a la eternidad?
Dios te bendiga.
Interesante!! Aveces creemos que ese tiquete ya está listo y latente pero cada día nuestra vida debe renovarse en Dios a través de Jesús. Gracias!!
Así es, César. Que Dios nos ayude a tener los ojos puestos en lo eterno siempre, de modo que nuestra salvación personal sea renovada día tras día en Jesús.
Un abrazo.
Andre, qué lindo! Pensé mucho en el viaje que acabamos de dejar, en los tiquetes … pero en realidad lo más importante es si hoy está vigente nuestro tiquete a la eternidad. Solo por hoy. Un abrazo de gran bendición para mí.
Hola Bibi,
Encuentro muy especial y pertinente tu comentario. No había pensado en esto de los tiquetes recientemente y tampoco lo había relacionado con nuestra experiencia juntas. ¡Qué especial cómo nos prepara Dios todo de antemano para que haya provisión en el Espíritu para afrontar las pruebas! Realmente lo único importante es tener nuestro tiquete a la eternidad vigente, como dices. Todo lo demás es temporal y no debemos centrar nuestra mirada allí.
Un abrazo especial para ti. Dios te bendiga.