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(Tiempo estimado: 4 – 6 minutos)

¡Qué tan importante es sentirnos agradecidos con el Señor por todo lo que nos ha permitido vivir! ¿No lo crees? Estamos comenzando un año nuevo y creo que lo más sensato es iniciarlo con gratitud, alegría, esperanza y confianza plena en Dios. Es cierto que de seguro muchas cosas se complicarán, pero Dios dará la fortaleza para resistir a aquellos que buscan Su Presencia de manera genuina y se dejan guiar por Él. Te lo aseguro. Por ello, en esta mañana me siento agradecida con Dios por todo; en especial por el cierre de año que me ha dado en un territorio tan hermoso como Norteamérica. El Señor ha despertado nuevamente en mí la genuina curiosidad de una niña, y provocado inocentes sonrisas que esconden secretos… microhistorias que se han venido escapando, con el paso de las horas, de mis redes de palabras.

Es la cuarta vez que piso tierras americanas, y la cuarta vez que me generan el mejor de los asombros. Es como si las hubiera visitado por primera vez, y hoy me siento así como cuando uno se ha comido un plato delicioso y está esperando terminar con un buen café. Pues bien… esta publicación es mi último café americano. Por lo menos por ahora. También es la publicación con la que quisiera celebrar el tercer aniversario de mi blog “Encuentros con el Padre”; y me gusta que así sea porque esto de escribir -y sentir la libertad para que otros me lean- ha sido como viajar a tierras deseables de revelación de Dios para mí. Ha sido una experiencia textual que no cambio por nada, por cuanto me permite pasar tiempo con mi Señor, y de paso; traer una palabra de bendición para ti, apreciado lector. 

Tierra deseable

Hoy quiero intentar atrapar este cardumen de palabras ahogadas por tantos días entre los dedos y el teclado, y decirte lo que pienso como para desenredarme un poco adentro: los Estados Unidos de América son, a mi modo de ver, una tierra deseable. Un país lleno de paisajes increíbles, parques, lagos, jardines, montañas, edificios… en fin, muchas cosas para ver y disfrutar. No obstante, no son ni sus icónicos monumentos o esculturas, ni tampoco la magnificencia de sus rascacielos lo que hacen de este un país tan atractivo para mí, sino más bien “eso”… eso que no sé cómo explicar con palabras y que hace que uno simplemente desee estar ahí, así sea encerrado en un apartamento escribiendo. 

Y es que cuando uno desea algo o a alguien, simplemente lo desea y ya. No es necesario explicarlo -y la verdad es que tampoco es posible hacerlo muy bien-. Eso que hace que un lugar sea deseable es algo que debe conocerse en primera persona (o más bien sentirse), así que mi publicación no podrá hacerte entender lo que uno siente cuando está en un territorio deseable, deleitoso, agradable. Es lo que puedo decirte; y sé que es poco.

Por supuesto que habrá alguien (más bien muchos) que refuten mi versión y quieran desilusionarme(-te) al argumentar que acá ya no se vive el sueño americano, o traigan a memoria los altos índices de homicidios, suicidios, injusticias y crueldades de esta tierra. No mentirían. En realidad ha sido manchada de mucha sangre, muerte y maldad; pero hoy realmente no me interesa argumentar esta tierra desde la sociología, ni desde la filosofía, la antropología o la economía. Una tierra deseable es la versión de mi historia, y soy libre de contarla como yo quiera. Este es el poder de la palabra que me gusta y me libera, y me muestra que la Torre de la Libertad tiene un sentido no solo para los americanos, sino también para aquellos que se atreven a verla desde Dumbo de otra manera, y a contarla con otro lenguaje.  

Así que, este es mi “Lenguaje y silencio”, señor Steiner: el mirarme hoy en el espejo, ad portas de partir a mi preciosa Colombia, y por primera vez no sentirme analfabeta de lo que realmente importa. Así de simple. He vivido y leído esta tierra con los lentes de mi Cristo por un mes y me voy llena no de fotografías, sino más bien de sensibilidades antes no conocidas. Me voy con una plenitud extraña pero magnífica, una que me gustaría ya repetir en unos meses (si es que la embajada y la locura de las restricciones para viajar lo permiten… ¡Qué mundo tan loco!). Pero sí, es mi verdad: no me he ido y ya quiero regresar.

Tal vez sea este sentir a lo que se refiera la Palabra de Dios cuando habla de desear vivir en el cielo para siempre… en ese lugar muy deseable por nosotros al interior de nuestros corazones y al cual anhelamos regresar sin ser muy conscientes de ello. Un lugar desde el cual queremos ser arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire y estar con Él para siempre (1 Tesalonicenses 4:16-17), un lugar donde podemos ser partícipes de una honrosa ciudadanía celestial (Filipenses 3:20) y desde el cual se cuenta tu gloria y se proclama la obra de tus manos, ¡bendito Dios! (Salmos 19:1). Tal vez sea este sentir a lo que se refiere tu Palabra cuando nos anima a acumular allí tesoros, por cuanto ni la polilla ni el óxido pueden carcomer, ni los ladrones se meten a robar (Mateo 6:19-20). Tal vez sea este sentir. Solo tal vez. 

Y es precisamente la suma de estos “tal vez” y el conjunto de las bellas imágenes que han visto mis ojos en estos días, los que me llevan a darte gracias hoy, Señor. Gracias por haberme permitido disfrutar de mundos no conocidos -y apenas por mí transitados-… por los puentes de madera, los jardines, los árboles sin hojas y las aguas frías de este invierno que buscan por algún lado la salida hacia sedientos labios. Gracias por las palabras de los latinos, los europeos, los judíos, los árabes, los asiáticos y las de todos aquellos que del mundo entero han venido a esta tierra realmente deseable. Gracias por concederme el no entender con mis oídos, sino con mi corazón, que tu multiforme gracia se ha derramado de maneras increíbles en diferentes culturas, razas y naciones. ¡Gracias! 

Gracias por prestarme tus lentes, tu corazón, y tus ojos mismos, para acercarme a los otros como a mí misma, viéndolos en un espejo y reconociéndolos como antes no los conocía ni los había visto. Gracias por las historias, las anécdotas de viaje, la capacidad de la escucha sincera y el compartir abierto. Gracias por aquellos que siendo familia no lo eran antes, que siendo amigos tampoco lo eran y por todos los que a la distancia, de alguna manera, también me vieron y pude verlos. Gracias por todos aquellos que me acogieron, me invitaron y me brindaron un cariño de tu parte con sus sonrisas, sus abrazos y sus muchas atenciones. A la verdad todos somos como extranjeros y peregrinos sobre esta tierra (Hebreos 11:13), y nuestro paso por la vida es como el de aquel inmigrante que sueña con volver a casa: tu casa, el cielo. 

Igualmente te doy gracias a ti, apreciado lector, por encontrarte conmigo al otro lado del texto y acompañarme de algún modo en este día frío. Con el favor de Dios, pronto nos veremos nuevamente en tierras colombianas.

Un abrazo con cariño y muchas bendiciones en este Año Nuevo 2022.

Oración final: un corazón que te desee

“Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos”.

Malaquías 3:12

Haz de nuestros corazones tierra deseable, Señor. Concédenos el ser para ti ese templo donde tu Santo Espíritu quiera habitar (1 Corintios 3:16-17) y ser piedras vivas que puedan ser edificadas como casa espiritual para un sacerdocio santo, de modo que podamos ofrecer sacrificios espirituales aceptables delante de ti por medio de Jesucristo (1 Pedro 2:5).

Vuélvete Tú mismo tierra deseable para nuestros corazones, y haz de nuestras vidas ese lugar donde Tú quieres estar. Que un deseo de amor mutuo nos ministre el alma y nos llene de vida, de tal forma que no queramos estar en ningún otro lado nunca.

Que anhelemos el habitar en esa tierra de la cual fluye leche y miel (Éxodo 3:8 y 17; 13:5; 33:3; Deuteronomio 26:9; Levítico 20:24), y no para nuestro egoísta beneficio, sino para la alegría de tu corazón y el nuestro.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús. 

Amén

Andrea Suárez Salazar

8 Replies to “Tierra deseable”

  1. Lindo texto ! Lindas palabras! Esa era la idea disfrutar la TIERRA DESEABLE, con todos sus habitantes todas sus situaciones! Doy gracias a Dios por haberme regalado un mes en la TIERRA DESEABLE y precisamente contigo! Niña Dulce y tierna; Dios te bendiga y que este año traiga cosas lindas a tu vida que tanto mereces ! Sigue así 🙏🏻😘

  2. Que profundidad, creo que me identifico con trozos de tú escrito. Y aunque lo leo después de mucho tiempo de publicado, creo que es muy vigente para mi vida hoy. Es una bendición.
    Gracias Andre, hace mucho leía tús reflexiones y pensé que ya no los hacías.
    Saludos.

    1. Gracias, Carito. Me alegra que mi texto haya sido de bendición para tu vida. También me complace saber que te identificas con algunas circunstancias o cosas que expreso allí. Dios nos conoce muy bien y siempre llegan sus palabras en el momento preciso y oportuno.

      Un abrazo para ti 🤗

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