A lo largo de la historia del pueblo de Israel, muchos han sido los enemigos que se han levantado en guerra contra él. Ejércitos numerosos, comandantes sanguinarios y hombres temerarios con gran fuerza y poder amenazaron, saquearon y destruyeron a Israel en muchas ocasiones, dejando miedos en los varones, mujeres y niños que habían sido llamados a estar con el Señor.
A través de la presente y las siguientes entradas quiero invitarte, apreciado lector, a que me acompañes en una reflexión acerca de los siguientes tres grandes enemigos: Sísara, Abimelec y Goliat. Pareciera, a primera vista, que no tienen ninguna relación entre sí, pero esa premisa está muy lejos de ser cierta. ¿Qué tienen estos personajes en común? y ¿Qué clase de aprendizajes en el Espíritu podríamos tener a través de ellos? Hay varios pensamientos con los cuales el Señor me ha impactado en estos días y hoy es mi deseo compartirlos contigo.
Enemigos
Lo primero que hay que entender es que un “enemigo” es todo aquello que se opone a alguien o a algo. A nivel espiritual, un enemigo no solamente se relaciona con las personas, sino además con todo aquello que está dentro de nuestro corazón, que insiste -por nuestra naturaleza caída- en oponerse a hacer la voluntad del Señor en nuestras vidas.
Por esta razón, creo que los enemigos del corazón son los más difíciles de identificar y combatir. Al estar dentro de mí, podría fácilmente confundirlos con pensamientos o voces extrañas (nacidos de mi propia concupiscencia o inspirados por el enemigo), e incluso con sentimientos, emociones, sueños o deseos del corazón.
¿Cómo podríamos identificar y comprender los enemigos de nuestro corazón? La Palabra de Dios nos da la respuesta:
“¿Quién podrá entender sus propios errores? (1)
Salmos 19:12-14 (RVR 1960)
Líbrame de los que me son ocultos. (2)
Preserva también a tu siervo de las soberbias; (3)
Que no se enseñoreen de mí; (4)
Entonces seré íntegro (5), y estaré limpio de gran rebelión. (7)
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, (6)
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío”.
Analicemos estos tres versículos en detalle y seamos conscientes del hecho de que muchas veces, los enemigos en nuestro corazón:
(1) son difíciles de entender por cuanto están dentro de mí.
(2) son desconocidos para mí.
(3) pueden estar relacionados con la soberbia y el orgullo.
(4) pueden llegar a controlarme.
(5) pueden llegar a afectar mi integridad.
(6) pueden llevarme a hablar y/o a decir cosas que no le agradan al Señor.
(7) deben ser quitados de mí para ser limpia y no tener un corazón rebelde.
Sísara, Abimelec y Goliat
Hablemos en perspectiva. Sendos enemigos fueron fuertes y poderosos contra Israel. Todos tuvieron estrategias de guerra efectivas que hicieron mucho daño a los hijos de Dios, pero también todos ellos fueron derrotados y vencidos por la poderosa mano de nuestro Señor.
De la misma manera, ha habido en nuestros corazones enemigos fuertes y poderosos que se han levantado -y se levantan aún- en contra nuestra para que no hagamos la voluntad del Padre ni su propósito se cumpla en nuestras vidas. ¡Qué gran esperanza tenemos al saber que Sísara, Abimelec y Goliat fueron vencidos! Podemos descansar en que los enemigos de nuestro corazón también lo serán, de modo que nos podamos extender como las águilas y volar alto en la Presencia del Señor.
¿Ya he llamado tu atención? Si tu respuesta es afirmativa, me alegro. En las entradas siguientes vamos a aprender quiénes fueron y qué relación tienen con nuestras vidas, de qué manera nos atacan en nuestro ser interior y cómo podemos llegar a vencerlos con el favor de nuestro Dios.
Te propongo el reto de leer un poco acerca de sus historias en los siguientes pasajes bíblicos, antes de darte más detalles en mis siguientes publicaciones:
Sísara: Jueces 4 y 5.
Abimelec: Jueces 8 y 9.
Goliat: 1 Samuel 17
Que el Señor te conceda la gracia de buscarlo y de meditar constantemente en las Escrituras. ¡Hay tanta profundidad en ellas! ¡Su conocimiento es vasto e insondable!
Dios te bendiga.