Dios de ideas creativas

Te saludo nuevamente hoy, apreciado lector, especialmente para hablarte acerca de una faceta muy particular de nuestro buen Dios: la creatividad. Es una característica de su personalidad que yo personalmente disfruto mucho, y me gustaría compartirte algunos pensamientos que pueden despertar tus ideas creativas en este tiempo de emergencia social.

Génesis 1:1 (RVR 1960) “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” y Salmos 8:3 (RVR 1960) “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste”, nos permiten entender que el poder creativo de Dios es primigenio en todas las cosas. Aún más, Génesis 2:7 (RVR 1960) “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”, nos muestra de manera complementaria que Dios no solamente tiene el poder de crear, sino además de dar vida a lo creado. En definitiva, tanto el universo como el hombre son evidencia viva de su gran creatividad.

¿Qué es la creatividad?

En primer lugar, habría que aclarar que la creatividad es la capacidad o facilidad para inventar o crear, generar nuevas ideas, conceptos o asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que normalmente producen soluciones originales. Algunos sinónimos de creatividad podrían ser: pensamiento original, imaginación constructiva, pensamiento divergente, pensamiento creativo, entre otros.

En tanto habilidad, también es importante mencionar que: 1. se desarrolla; 2. toma tiempo, 3. implica esfuerzo y disciplina y 4. debe ser guiada por el Señor para cumplir con su propósito.

¿Cómo puedo desarrollar mi creatividad?

En primer lugar, tendrás que conocer muy bien cuáles son tus dones y tus talentos específicos. El Señor mismo puede ayudarte a descubrirlos e identificarlos bien si se lo pides con humildad. En segundo lugar, debes ofrendarlos al Señor; esto es, ponerlos en sus manos con toda diligencia y permitirle a Él usarlos para la gloria y exaltación de su nombre. En tercer lugar, tendrás que ponerte en marcha y ser disciplinado para ejercerlos de la manera y en el tiempo en los cuales el Señor te muestre que debes ponerlos en práctica. Veamos:

Conoce tus dones y talentos, ofrécelos a Dios y ejercítalos

Lo primero que hay que entender en esta parte es que los dones y los talentos son diferentes y complementarios a la vez.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.

Santiago 1:17 (RVR 1960)

“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”.

1 Corintios 12:7-11 (RVR 1960)

Los dones son sobrenaturales, mientras que los talentos son naturales. Esto quiere decir que los dones vienen de Dios y son únicamente dados a las personas que han sido salvas por la gracia inmerecida de nuestro Señor Jesucristo; mientras que los talentos tienen su origen en Adán y vienen a nosotros por herencia natural, por lo cual es claro que tanto las personas salvas como las que no lo son, tienen talentos.

De igual manera, los dones son determinados única y exclusivamente por el Señor para cada uno de nosotros; esto quiere decir que no se tienen antes del nuevo nacimiento. De manera contraria, sí podemos tener talentos antes del nuevo nacimiento, lo que evidencia precisamente que se trata de habilidades naturales (como enseñar, cantar o pintar), mas no espirituales.

Adicionalmente, tanto los dones como los talentos deben ser ejercitados y desarrollados, respectivamente. En este sentido es que podemos pensar en ellos como complementarios y de bendición, toda vez que se encuentran en una persona llamada y escogida por Dios con un propósito específico. Para ejercitar los dones, se hace necesario ser espiritualmente sano y maduro; mientras que para desarrollar los talentos, se requiere esfuerzo, trabajo, organización y disciplina intencionales.

“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.

Efesios 4:13-16 (RVR 1960)

Al entender entonces las diferencias entre los dones y los talentos, así como su mutuo carácter complementario; aprendes a descubrir cuánto te gustan, pues son naturales en tu vida y no fingidos. Fluyen en ti y a través de ti de manera espontánea siempre.

Recuerda además que ellos no te fueron dados para tu propio beneficio o vanagloria. Son para el beneficio y el servicio de los demás, conforme a la Voluntad de Dios. Nuestro deseo debería ser siempre glorificar y a exaltar el nombre de Cristo en la tierra.

A continuación te comparto esta palabra en video, en caso de que quieras ahondar más en el tema.

Dios te bendiga.