Me siento muy agradecida y bendecida por el Señor al haber sido invitada a conocerlo desde hace casi 14 años. Durante este tiempo de caminar de su mano Él me ha enseñado muchas cosas, entre ellas, la importancia del perdón. En esta ocasión, quiero dedicar la presente entrada de mi blog a este tema tan radicalmente importante para nuestra vida cristiana, esperando que tú, apreciado lector, reflexiones acerca de tu propia vida y de la manera en que estás delante de Dios con relación al hecho de perdonarte a ti mismo y también a otros. Para tratar este tema, el Señor me ha llevado a meditar en una figura muy especial: la planta.
Tu vida es como una planta cuya semilla fue sembrada por el Señor, y cuyo crecimiento es dado solo por Él. Por un breve momento quiero invitarte a pensar en todo el cuidado que ha tenido Él contigo y en lo que dice su Santa Palabra de ti: eres como una planta que Él cuida para su gloria.
“(…) y a confortar a los dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria”.
Isaías 61:3 (NVI)
¿Qué tipo de cuidados debe tenerse con una planta?
- Se debe efectuar su limpieza: con el fin de mantener las plantas limpias, se utiliza una esponja húmeda para quitar el polvo sobre las dos caras de las hojas. El polvo detiene la luz necesaria para la fotosíntesis y, además, cierra los poros por debajo.
- Se debe mantener libre de hojas y flores secas: este proceso es tan o más importante que su riego.
- Se debe regar: el exceso de agua puede empobrecer la tierra, dando lugar a enfermedades y finalmente, a su marchitación.
- Se deben vaporizar las hojas frágiles o de tamaño pequeño.
- Se debe podar el follaje: esta práctica hace crecer nuevos tallos y la planta se vuelve más fuerte y más tupida.
- Se debe poner abonos en ella.
Tú eres como una planta que ha sido cuidada con delicadeza por el Señor: desde que tienes conciencia de Él (y aún desde aquel tiempo en el que ni siquiera lo conocías), te ha cuidado, guardado, defendido y protegido del mal.
Él ha querido y quiere todavía que tú seas como plantío para su gloria, y por ese motivo es que ha invertido tanto en ti. No obstante, ese cuidado y crecimiento espiritual del cultivo de tu corazón no depende solo de Él, sino también de ti y del ejercicio constante de tu voluntad rindiéndose a Su Voluntad. Esto quiere decir que tu crecimiento se da en la medida en que tú te dispones para que se dé de esa manera, pues el Señor nos ha dado el regalo de decidir y no va a vulnerar nunca nuestra capacidad para hacerlo.
En ese proceso de crecimiento, debes entender que el perdón es como un regalo recibido de Dios para cuidar el cultivo de tu corazón. Por esta razón, hoy quiero compartirte tres pensamientos muy sencillos y prácticos del perdón que pueden ser muy útiles para ti en este proceso de cuidar tu cultivo espiritual:
1. Sin ofensa, no hay perdón. ¿Qué pasa cuando nos ofenden?
2. El perdón como poderosa herramienta de arado. ¿Cómo puedo darle un manejo espiritual a la ofensa desde una perspectiva bíblica?
3. Los frutos del perdón. ¿Cómo puedo experimentar el perdón como un estilo de vida?
1. Sin ofensa, no hay perdón. ¿Qué pasa cuando nos ofenden?
Este título podría parecer un poco extraño, pues al hablar del perdón, la verdad es que no se hace mucho énfasis en lo que es la ofensa, cómo ella opera en nuestros corazones y de qué manera puede dársele un manejo espiritual. Veamos:
¿Qué es una ofensa?
Una ofensa es algún tipo de manifestación en la que alguien se siente insultado o descalificado. La víctima de este tipo de ataques, el ofendido, considera que ha sido ultrajada, menospreciada y, por lo tanto, ofendida.
El concepto de “ofensa” indica igualmente una actitud provocativa por parte de quien la realiza y es muy posible que provoque algún tipo de reacción como defensa (creamos como una especie de fortaleza en nuestros corazones para autoprotegernos).
Una ofensa puede ser algo relativo y también depende de la sensibilidad de cada individuo. Esto quiere decir que si una persona se siente ofendida con frecuencia, muy probablemente se sienta así porque es alguien muy susceptible y tenga también problemas en su relación con el Señor.
Cuando te ofenden, el corazón se contrista. Por lo tanto, el Espíritu de Dios que está dentro de ti, también se contrista:
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.
Efesios 4:30 (RVR 1960)
“No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en la que viven”.
Efesios 4:30 (NTV)
Cuando nos ofenden, es como si la mala hierba creciera en medio del cultivo de mi corazón.
2. El perdón como poderosa herramienta de arado. ¿Cómo puedo darle un manejo espiritual a la ofensa desde una perspectiva bíblica?
El perdón es una poderosa herramienta de arado en mi vida que me permite cuidarme constantemente e ir depurando todo aquello que amenaza ruina y destrucción en mi ser interior.
Las ofensas son como como malezas o malas hierbas que amenazan el cultivo (la planta).
¿Qué le hacen las malezas a las plantas?
La malherbología es la ciencia dedicada al estudio y control de las malezas o hierbas arvenses. Como ciencia, junto la entomología agrícola y la fitopatología, su objetivo es la protección de los cultivos. Uno de los retos de la malherbología actualmente es promover un uso eficiente de los herbicidas, con consideración hacia la ecología vegetal de la zona y las formas tradicionales de protección de cultivos.
Las malezas son aquellas plantas que intervienen con la actividad humana en las áreas cultivadas y:
- compiten con los cultivos por los nutrientes del suelo, del agua y de la luz.
- hospedan insectos y patógenos.
- pueden incrementar los costos en las operaciones relacionadas con la cosecha de los cultivos.
- pueden contaminar la producción, si se dan en forma de semilla. Estas reducen severamente el rendimiento y la calidad del cultivo.
De la misma manera que sucede con las malezas en un nivel natural, pasa con las malezas del corazón. Veamos algunos aspectos relacionados con este pensamiento:
- Las malezas del corazón nos ahogan.
“Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron”.
Mateo 13:7 (RVR 1960)
- Las malas hierbas del corazón pueden dividir o apartar al amigo; de allí que sea tan importante cubrir la falta del otro con el fin de buscar amistad y empatía con él.
“El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos”.
Proverbios 17:9 (NVI)
“El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo”.
Proverbios 17:9 (RVR 1960)
“Cuando se perdona una falta, el amor florece, pero mantenerla presente separa a los amigos íntimos”.
Proverbios 17:9 (NTV)
En este sentido, debemos darle un manejo a la ofensa desde una perspectiva bíblica; es decir, tomar la Palabra de Dios y apropiarnos de ella de tal modo que removamos todas las malezas que se levantan en el cultivo de nuestro corazón y le impiden su crecimiento.
¡Qué hermoso es ver cómo florece la planta cuando la maleza es retirada!
3. Los frutos del perdón. ¿Cómo puedo experimentar el perdón como un estilo de vida?
El ejercicio constante del perdón es mi arma de defensa y de protección frente al enemigo, a mi mismo y a los demás.
Te comparto algunos consejos que me han servido para vivir el perdón como un estilo de vida:
- Perdona siempre y sin excepciones. Trata de no desgastarte pensando en el tamaño de la ofensa y suelta las cosas lo más rápido posible. Atrévete a perdonar de manera constante, para que puedas permanecer liviano.
- No digas nunca en tu corazón: “pobrecito de mí”. Cuando lo haces, recuerda que es algo supremamente ofensivo para Dios, pues Él sabe perfectamente bien qué cosas está permitiendo en tu vida para darte el crecimiento que necesitas.
- No te victimices por dura o difícil que sea una prueba. Tú tienes todas las armas del buen arador para desarraigar toda maleza de tu corazón. No permitas que ella se acumule.
- No tengas temor de entregarte con todo tu corazón. Si lo haces de esta manera, siempre saldrás en victoria y vivirás para la Gloria de Dios.
- No inicies nunca peleas o discusiones innecesarias. Recuerda que:
Un amigo ofendido es más difícil de recuperar que una ciudad fortificada. Las disputas separan a los amigos como un portón cerrado con rejas.
Proverbios 18:19 (NTV)
Comenzar una pelea es como abrir las compuertas de una represa, así que detente antes de que estalle la disputa.
Proverbios 17:14 (NTV)
Al que le gusta pelear, le gusta pecar; el que confía en sus altas murallas invita al desastre.
Proverbios 17:19 (NTV)
Andre!!, Después de leerlo y meditarlo durante un día completo, he llegado a la siguiente conclusión, No solo debo perdonar porque el odio sea un veneno que uno mismo se toma! EL perdón va aún más allá, si, es amar al enemigo, es bendecir a los que nos maldicen, lo que dijo Jesús: Mateo 5:44-48 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos…
Entonces Uniendo ese tema de perdón y éste pasaje surge algo que se llama GRACIA; si, es dar algo a alguien que no se lo merece (Hace llover sobre buenos y malos): Las personas que nos ofenden lo más segura es que no se merezcan que les hagamos el bien, pero la gracias es eso, cuando perdonamos nuestra alma se libera, vivimos y dormimos tranquilos y aparte de eso las personas que nos han ofendido saben que no merecen nuestro perdón pero sabrán que no les cargamos ese resentimiento, obviamente Dios no nos obliga a estar con aquellas personas que nos hacen daño o nunca valoraran lo que hemos hecho por ellas, pero al perdonar es olvidar esa ofensa, nunca más recordarla ni recordarla para incrementar nuestro resentimiento o justificar nuestra razón de odiar, nosotros tampoco merecíamos perdón, sin embargo Dios muestra su amor (gracia) en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros.!!.. Si las personas que nos han lastimado sabrán que no les deseamos la muerte, tampoco les maldecimos o deseamos males, por el contrario podríamos decir::: Dios perdona esa persona que tanto me lastima o me lastimó, ayúdame a perdonarle como tu me has perdonado y ayúdame a olvidar el agravio. Mt 6:11.Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…. y como enfrentar eso?, ejemplo… Pepito a Pepita… Oye yo no te odio, te perdono, fue duro lo que hiciste, vete y no peques más (sigue tu vida y no lastimes a nadie más), y hay otras personas que siempre nos ofenden y vuelven a pedir perdón una y otra vez, pues sabemos que la va volver a embarrar, desde ya les perdonamos pero ya eso no se vuelve un resentimiento profundo simplemente aceptamos que ellas eligen hacer daño y una otra vez, o le mejor es dejarles seguir sus propios caminos. Gracias.
Hola César,
¡Qué bonita reflexión la que has escrito en el blog acerca de la publicación! Noto que en verdad estás cultivando el terreno de tu corazón con mucho perdón y me alegro de manera sincera por ello. Vas a comenzar a ver muchos frutos de este precioso proceso muy pronto.
Un abrazo.