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Todos los electrodomésticos y aparatos que conozco, cuando vienen de fabricación, llevan consigo una gran lista de instrucciones. Algunas de ellas incluyen dibujos y esquemas bien enumerados y etiquetados, de tal modo que el usuario que adquiere el producto no se confunda al armarlo y tratar de utilizarlo. Pese a ello, muchos de nosotros tenemos esa tendencia a destapar el producto, intentar abrirlo de manera intuitiva y comenzar a juntar las piezas para de alguna manera “inferir” o “adivinar” cómo funciona. “Esto debe ir acá”, “esta parte se conecta con esta otra” solemos decir, porque asumimos que la tarea es bastante sencilla. A la verdad, muchas veces preferimos actuar según nuestro propio razonamiento y capacidad, antes que buscar la lista de instrucciones y seguir sus recomendaciones paso a paso.
Gracias a Dios no somos todos intuitivos; y también gracias a Dios en ocasiones nos sobra una pieza que no logramos conectar con todo lo demás. Decimos: “¿y ahora? ¿dónde tendré que poner esto? si viene en el paquete es porque de seguro corresponde a algún lado, pero no logro entender en qué parte debe ir”. ¿Alguna vez te ha sucedido? Y digo “gracias a Dios” porque este es precisamente el momento en el que, rendidos, tenemos que volver a mirar la caja y buscar el manual de instrucciones. Uno que pudimos haber consultado desde el inicio.
Y es que así somos los seres humanos: intuitivos, racionales y muy confiados en nuestras propias habilidades. ¡Cuánta paciencia nos tiene el Señor para enseñarnos sus caminos!
Instrucciones para tomar la Cena del Señor
7 Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. 8 Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos. 9 Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos? 10 Él les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare, 11 y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? 12 Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí. 13 Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.
Lucas 22:7-13 (RVR 1960)
Este pasaje de la Escritura es bien conocido (Mateo. 26:17-29; Marcos 14:12-25; Juan 13:21-30; 1 Corintios 11:23-26). Nos describe el contexto de un evento verdaderamente importante: la última cena de nuestro Señor Jesús con sus discípulos. El Rey de Reyes y Señor de señores estaba ad portas de despedirse de sus discípulos de manera oficial; y tendría que ser algo muy sentido y especial. Tal y como redacta una lista de instrucciones el creador de un producto, Jesús da una gran lista de instrucciones a sus discípulos para la celebración de su despedida formal. Veamos en detalle:
(V.8): Ir y preparar la cena: en el versículo 8 queda clara la instrucción inicial del Señor. La generalidad. El gran objetivo. Esta parte es muy importante en tu vida y es la primera instrucción que necesita ser comprendida por ti. “-¿Qué quieres que yo haga realmente, Señor?” “-Ve y prepara la cena”.
(V. 9): Preguntar: esa instrucción sigue siendo muy general, y en ella misma se encierran muchos interrogantes… “¿dónde la preparamos? ¿cuándo? ¿cómo? ¿qué preparamos? ¿cuántos somos? ¿qué detalles habríamos de tener en cuenta para la preparación de la cena? ¿hay algo especial para incluir, para tener en cuenta?”.
Preguntarle al Señor por los detalles es bastante importante. Tal vez en ocasiones tengamos clara “la generalidad”, el gran propósito; pero si no tenemos claros los detalles de parte de Dios en sus instrucciones, no vamos a poder lograr el objetivo (o por lo menos no de la manera en que Dios quiere que lo logremos). Pregúntale a Él todo. Él es un Dios poderoso y de seguro va a darte los detalles si se los pides.
Los detalles de las instrucciones
Si lees con cuidado el pasaje, te darás cuenta que es una manera algo extraña de dar instrucciones. Me pregunto, por ejemplo, porqué Jesús no les habrá dado la dirección del lugar y ya. A mí por ejemplo me parecería más fácil decir algo como: “mira, el colegio queda en la Calle 54 #23-72 en el barrio Belén, justo al lado del Banco Davivienda”, que decir algo como: “mira: cuando salgas de tu casa toma una buseta azul. Allí verás a una mujer alta, de cabello largo y lacio, que porta un bolso rojo. Quédate en la buseta hasta que se baje y cuando lo haga, bájate tú también y síguela. La casa donde ella entre ahí es. Después de entrar, háblale y pregúntale cuál es la fecha de inicio de clases en el colegio. Ella es la coordinadora académica y te dará la fecha”.
De solo escribir esto, me sorprende mi Señor. Él es un Dios único y súper especial… ¿qué intencionalidad tendría Jesús con toda esta serie de instrucciones? Pues bien, la respuesta se encuentra en el deseo mismo de su corazón ♥️ de que sus hijos, nosotros, sus discípulos, aprendamos a reconocer su voz y a seguir sus instrucciones “paso a paso”.
No se trata de tu habilidad para ubicarte en el espacio y encontrar una dirección. No se trata de tu dinero para tomar transporte, ni de tu decisión con relación a qué día y hora ir. Se trata de Él, de lo que Él quiere, cuándo Él lo quiere, en dónde Él lo quiere y cómo Él lo quiere. Todo se trata de Él, no de ti.
Te invito a que analices conmigo los detalles de las instrucciones que el Señor nos da en el pasaje, de modo que puedas aplicarlos a tu vida de una manera práctica:
- Entrar: al decir “entrar en la ciudad”, implícitamente entendemos que estaban “por fuera” de ella. ¿Me sigues? Quiero que notes aquí que la primera instrucción implica un movimiento, una acción activa e intencionada de ir a un lugar y entrar en él. Entrar al manual de instrucciones del Señor será entonces tu primera decisión para poder seguirlas.
- Prestar atención: “Os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro” (a). La verdad es que no conozco las herramientas específicas para cargar grandes cantidades de peso en la época de Jesús. Es posible que esos cántaros hubiesen sido llevados por alguna clase de artefacto móvil similar a una carretilla o una carreta, o simplemente llevados en hombros y a pie. Sea cual fuere la manera de portarlos, lo que sí es cierto es que la velocidad de avance del hombre era “lenta”… lo suficientemente “lenta” como para darles tiempo a los discípulos de verlo e identificarlo justo en la entrada de la ciudad. Ahora piensa en que estamos hablando de la “entrada de la ciudad”; es decir, un lugar donde normalmente se agolpaban muchas personas. ¿Estoy siendo clara? Los discípulos no solo tenían el reto de movilizarse de ciudad, sino además de permanecer allí quietos un tiempo hasta identificar al hombre que llevaba el cántaro y luego poder seguirlo. En tu vida, prestar atención es tan clave e importante como lo es el tener una actitud activa y obediente a las instrucciones del Señor.
- Seguirle: ir detrás de alguien implica moverse de nuevo… paso a paso. El hombre va lento, pero seguro; y la tarea de los discípulos era entonces ir detrás suyo, sin perderle de vista. Esa es la manera en la que Dios quiere que te comportes con relación a sus instrucciones: desea que las leas con cuidado, las entiendas y les prestes la suficiente atención como para no perderlas de vista nunca.
- Identificar el lugar: ir en pos de ese varón significaba tener un grado de atención muy alto; de otro modo, los discípulos no hubiesen sabido el lugar exacto en dónde entró, y esta era una información súper clave para la celebración de la cena. Trata de identificar puntualmente aquello que Dios quiere que hagas, el lugar y la hora exactas en los cuales debes estar para que su voluntad sea cumplida en ti.
- Hablar: en el pasaje vemos que era importante hablar con el padre de familia de la casa y esto implicaba para los discípulos estar dispuestos a recibir nuevas instrucciones. Tu fe va a continuar siendo probada mientras avanzas cautelosa y cuidadosamente en la lectura de la lista de instrucciones; y tendrás que estar muy apercibido para recibir nuevas orientaciones durante tu caminar. No te niegues a ellas.
Una última instrucción
Entra en el consejo de Dios, préstale atención, síguelo moviéndote paso a paso y con cuidado, identifica la acción específica que el Señor quiere que tú hagas, háblale al Señor y pregúntale nuevamente acerca de la instrucción. Simplemente permite que sea Él mismo quien te muestre lo que ha dispuesto para esa situación, instálate en esa verdad y haz lo que Él te diga. ¡Estás próximo a comer la cena, pero primero debes prepararla!
Dios te bendiga.
Notas
(a) Un cántaro es una unidad equivalente a 16:133 litros. Fuente: Carrillo Ayala, A. (s.f.) “El vino y los recipientes en los que se mide y en los que se almacena”. Catálogo léxico.
En los tiempos de Jesús, las mujeres eran por lo general quienes cargaban el agua, por tanto, es posible que no haya sido tan difícil a los discípulos ubicar al hombre con el cántaro.
¡Qué buen apunte, Wilmar! Muchas gracias por la retroalimentación y el dato interesante. Tiene mucho sentido lo que dices.
Dios te bendiga.
Que bendición, el reto de cada creyente es ser entrenado en escuchar de una manera la voz del Padre a través de su Espíritu y este es un llamado para aprender a hacerlo. Gracias
Así es, Sebas. ¡Que Dios nos conceda la gracia de escuchar sus instrucciones y poderlas seguir paso a paso todos los días de nuestra vida!
Un abrazo.
Hermoso lo que El Señor te habla a través de este pasaje, gracias por compartirlo y que esté sea un tiempo en que podamos escuchar la voz de nuestro Padre. Bendiciones
Amén, Tatiana. Que sea hecho como lo has dicho.
Un abrazo.